"No podemos estar mercadeando de forma bilateral. Cualquier español debe tener los mismos derechos y el acceso a los servicios públicos viva donde viva. Y eso se garantiza teniendo la misma disponibilidad de recursos. No puede haber 17 proyectos, puede haber distintos grupos de trabajo, pero el proyecto es único".
Son palabras del portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Ignacio Hernando, este miércoles, tras conocerse que el gobierno central va a pagar 1.459 millones de financiación adicional a Cataluña, que saldrán de los Presupuestos Generales del Estado 2019.
Hernando ponía así voz a un silente desde hace varios meses presidente de Castilla-La mancha, Emiliano García-Page, a quien no le gusta nada la "bilateralidad" que el Ejecutivo está empeñado en ofrecer a Quim Torra a cambio de un apaciguamiento, que nunca llega, en sus demandas soberanistas.
Page comparte con los Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán e incluso José Borrell, un temor de fondo a que la Moncloa ponga tanto el acento en mostrar empatía a Torra, porque eso desarma al constitucionalismo en esa comunidad (Ciudadanos, PSC y PP); y otro temor más prosaico: la tentación "de todos los gobiernos", dicen fuentes socialistas, por agradar a los nacionalistas a base de dinero.
El sucesor de José Bono y José María Barreda piensa mostrar al presidente del Gobierno ese rechazo a la bilateralidad en la reunión que ambos mantendrán en La Moncloa el 15 de octubre para analizar problemas de Castilla-La Mancha.
Susana Díaz se planteó pedir explicaciones por el dinero que va a recibir Cataluña, pero lo desechó para no dar argumentos al PP en la campaña electoral andaluza
Según explican fuentes socialistas a Vozpópuli, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, también se planteó este miércoles levantar la voz, más aún incluso que Page enviando al portavoz de su gobierno a cargar contra el "mercadeo" con Torra; finalmente desechó la idea para no dar argumentos al PP en la inminente campaña electoral andaluza -se especula con que convocará a las urnas el domingo 25 de noviembre-.
La suspicacia de todos ellos viene de lejos. Creen que su acusación a Sánchez de que estaba dispuesto a pactar con los independentistas a cualquier precio se está cumpliendo. Ya torcieron el gesto cuando, después de que el presidente del Gobierno calificara de prioridad la reforma de la financiación autonómica, anunciara en el Senado que no iba a ser posible en este año; se olían lo de la bilateralidad en la que se han aprobado esos 1.459 millones más para Cataluña.
Quizá porque se eso, el único de todos ellos que hasta el momento ha alzado la voz de forma nítida, el presidente aragonés, Javier Lambán, había dejado claro un día antes del acuerdo Estado-Generalitat que el Gobierno socialista debe acabar con una estrategia que no funciona.
"La política de apaciguamiento seguida por los sucesivos gobiernos en Cataluña, la progresiva dejación de funciones del Estado en esa Comunidad, ha producido el efecto contrario». «Es lo que intentaron Chamblerlain y Daladier con Hitler", recalcó Lambán.
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