El Gobierno rechaza regular el papel de los cónyuges presidenciales en pleno escándalo de Begoña Gómez. Las fuentes consultadas en el Ejecutivo explican que en caso de que algún grupo político lo pidiera, podrían estudiarlo, pero "es muy complicado". El presidente, Pedro Sánchez, no abordará este asunto este martes durante su alocución sobre "regeneración democrática" en el Congreso de los Diputados.
Y todo pese a que dicho marco normativo podría evitar situaciones como la que está viviendo el matrimonio Sánchez-Gómez. España carece de regulación que establezca los límites de actuación a la pareja de quien ostenta la presidencia del Consejo de Ministros. Tampoco hay legislación específica sobre el rol institucional del rey, cuyos derechos y obligaciones están en recogidos en la Constitución sin mucho más detalle que los que fija el título segundo.
Moncloa se jactó este martes de las dos citas del empresario Juan Carlos Barrabés con Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, de quien es socio, en la sede de la Presidencia. El equipo del presidente se inventa ahora que la agenda del líder socialista "nunca es secreta". "La agenda del presidente es pública y privada, pero nunca es secreta", intentó zanjar la ministra portavoz, Pilar Alegría.
Lo cierto es que los detalles de las personas que acceden al Palacio de la Moncloa se anotan en un registro que no es público. En esta ocasión, trascendió el encuentro de Barrabés en sede judicial, en respuesta a las cuestiones del togado encargado de la investigación. Sin ello, no se hubiera conocido.
El Ejecutivo utiliza el argumentario socialista para defender los dos encuentros del presidente con el empresario. E insiste en que no hay caso. "Son constantes las reuniones del presidente con empresarios. En el caso de Barrabés, es un empresario conocido, pionero y precursor del comercio electrónico que también se ha reunido con máximos dirigentes de todos los partidos", dijo Alegría.
La ministra portavoz recurrió al famoso "no hay caso" que el PSOE lleva haciendo suyo desde que trascendió el escándalo: "Todos conocemos el sentido de la denuncia que pusieron estas organizaciones de ultraderecha [en referencia a Manos Limpias y Hazte Oír]. Conocemos los dos informes de la UCO de la Guardia Civil que trasladan que no hay nada. Son dos informes que han desmontado los bulos y las mentiras con las que se realizaron estas denuncias".
Lo cierto es que el más problemático de todos los frentes de Sánchez es el que afecta a Begoña Gómez. Este procedimiento es el más reciente. Desde que la causa echó a andar, el pasado el 16 de abril, el juez titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, apuntó la condición de investigada de Gómez por delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios por las cartas de apoyo que redactó a Carlos Barrabés, el empresario que impulsó el máster que dirige en la Universidad Complutense de Madrid.
Pese al rechazo de la Fiscalía, la causa sigue adelante con el foco puesto en las adjudicaciones millonarias que logró el citado empresario en los últimos años. El análisis de la documental y las declaraciones que se están produciendo son determinantes para el devenir de la causa que tiene al PSOE y a Moncloa de los nervios. Este viernes declara Gómez.
En el Ejecutivo reconocen que el caso que afecta a la mujer del líder socialista tiene impacto en las expectativas electorales del PSOE. Es más, en el partido comienzan a surgir voces que dudan de la viabilidad de la legislatura y de la capacidad del presidente de salir airoso de la tormenta perfecta a la que le han llevado el caso Koldo, la situación judicial de su mujer y la ley de amnistía.
A poco que se comenta la situación de Pedro Sánchez con algunos diputados a las órdenes de Ferraz, estos reconocen la "extraordinaria dificultad" del panorama que enfrenta el presidente del Gobierno. Y pronto asaltan las dudas. Es más,, hay sectores del PSOE que no salen de su asombro ante las escenas que el matrimonio presidencial ha ofrecido a los ciudadanos en las últimas semanas. “Es increíble”, se explaya una de las fuentes consultadas, conocedora desde hace años de la interna socialista desde la atalaya de altos puestos de responsabilidad. En verdad, el origen del desconcierto es la reacción de Moncloa al cerco judicial a la mujer del presidente.
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