Política

"Bochorno" en la carrera diplomática con Albares y el "sainete" de Delcy en la Embajada

Contemplan como "una página de vergüenza" la gestión de Albares y Sánchez de la salida de González Urrutia de Venezuela con un uso imprudente de la embajada

"Vergüenza", "bochorno" o, directamente, "inclasificable". Son algunas de las calificaciones que desde la esfera diplomática española vierten sobre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su superior, Pedro Sánchez, por la gestión del asilo a Edmundo González, reconocido por el Parlamento Europeo como legítimo ganador de las elecciones venezolanas y chantajeado por el régimen de Nicolás Maduro en la Embajada española de Caracas.

"Desde luego es un episodio insólito. Y cuanto más se va sabiendo peor pinta tiene", afirma un cónsul en declaraciones a Vozpópuli. En la esfera diplomática el estupor es generalizado por el "sainete" que tuvo lugar ante los ojos del embajador Ramón Santos en territorio en el que se aplican las leyes españolas. Edmundo González ha denunciado que fue obligado a firmar el reconocimiento de Nicolás Maduro como ganador de los comicios por Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, y su hermano, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional. "O firmaba, o me atenía a las consecuencias", ha afirmado.

Hay dos opiniones extendidas en la carrera diplomática. Por un lado, la calificación de lo ocurrido como "una página de vergüenza" y de "auténtico bochorno", y por otro hay cierto consenso en indultar al embajador, ya que seguía órdenes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

"El Ministerio de Albares le ha dicho que estaba autorizado a dejar entrar en la Embajada a los dos emisarios de Maduro sabiendo a lo que iban: convencer a Edmundo González de que se marchasen... El embajador difícilmente pudo hacer otra cosa. Ha sido teledirigido como un autómata", explican.

Las declaraciones de Albares poniéndose de perfil y abandonando al embajador a su suerte soliviantaron este jueves a la carrera diplomática por ser una posición "indigna". El ministro trató de reconducir la situación asegurando que el embajador tenía órdenes de que González hiciera lo que quisiera y que estaba allí "porque no había sitio y sólo un salón".

También ha causado estupor la presencia de los hermanos Rodríguez, sancionados por la UE. Las embajadas no son legalmente territorio español a pesar de la inmunidad de la que disfrutan, pero en la carrera diplomática consideran que los Rodríguez no deberían haber entrado, lo que les resulta más sorprendente si cabe con el historial que tiene el Gobierno español en este asunto por el Delcygate.

Les parece además "imprudente" que el embajador sea testigo de la firma y que se hagan fotos y grabaciones en la Embajada.

Las miradas críticas se dirigen a Albares y al gran jefe, Pedro Sánchez. Creen que el presidente socialista utiliza a Albares como un peón de la misma forma que hizo con Arancha González Laya en la crisis diplomática con Marruecos por dar atención médica al líder del Frente Polisario. "Son malos tiempos para nuestra diplomacia", afirman.

El "inclasificable" comportamiento de Albares

El ministro de Asuntos Exteriores reiteró antes de conocerse el chantaje a Edmundo González en la Embajada española que el Gobierno no había negociado nada con el régimen de Maduro. Vozpópuli ya detalló la semana pasada los siete puntos que mostraban que sí había negociado, lo que el Ejecutivo venezolano negó en múltiples ocasiones. Las imágenes de Delcy Rodríguez y Jorge Rodríguez en la Embajada española demuestran que sí hubo conversaciones más allá de las meramente logísticas, como Albares había dicho.

Las nuevas explicaciones del ministro de Exteriores no convencen en la carrera diplomática, donde un miembro de alto rango señala que su comportamiento es "inclasificable" y que viene además de un diplomático.

Respecto a la utilización de la Embajada para chantajear a un ciudadano, señalan que "nada de la relación bilateral que tenemos con Venezuela es normal". Venezuela forma parte de otro de los cambios de opinión de Sánchez, que ha pasado de reconocer a Juan Guaidó como presidente en 2019, a ser el único dirigente europeo en no recibirlo en 2020 tras el Delcygate, a votar ahora en contra de una resolución del Parlamento Europeo que reconoce a González condena el golpe llevado a cabo por Maduro en Venezuela.

Fuentes oficiales de Exteriores subrayan a este periódico que el Gobierno de España "no tiene nada que ver con cualquier documento o negociación entre Edmundo González y el Gobierno de Venezuela".

El Gobierno responsabiliza a Edmundo González

Desde el Ejecutivo de Sánchez responsabilizan de lo ocurrido a Edmundo González, asegurando que se le permitió ver a quien quisiera sin que se inmiscuyera la diplomacia española: "Cuando Edmundo González solicitó ser acogido en la residencia del embajador español tuvo la garantía de que podía verse o realizar las gestiones que decidiera hacer en relación a su situación. El ministro de Exteriores dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor".

Detrás de lo ocurrido en la Embajada española sobrevuela el fantasma de José Luis Rodríguez Zapatero, omnipresente en los asuntos exteriores de Venezuela. Por el momento no hay confirmación de su participación en la gestión del chantaje a González, pero hay sectores en el mundo diplomático español que ven su mano detrás de lo ocurrido. Aunque no estuviera en este caso tan presente como en otros porque la oposición no confía en él.

Las mismas voces opinan que la marcha de Edmundo González es "un tanto para Maduro" porque se "ha quitado una patata caliente del territorio". Aunque reconocen que a González no le quedaban muchas salidas: "Era eso o la cárcel".

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