Un dirigente de Ciudadanos de los de la primera hora, cuando los naranjas estaban confinados en Cataluña, y con un carácter muy parecido al de Juan Carlos Girauta será quien presida la gestora el partido en los próximos cuatro meses hasta que los militantes elijan al sucesor de Albert Rivera.
Manuel García Bofill (Barcelona, 1959) se va a convertir en dos semanas en el heredero provisional del único presidente que ha tenido Cs. Tal distinción se debe a que es la persona que dirige en la actualidad el Consejo General de Cs, el máximo órgano político entre asambleas pero también el menos efectivo, ya que esta 'cámara' de 160 miembros se limita a aprobar 'a la búlgara' los trámites que le traslada la Ejecutiva para su ratificación.
Licenciado en Filosofía y con un máster en Marketing, sus compañeros de partido destacan de él su inteligencia y agudo análisis político. "Es muy parecido a Girauta con su sentido del humor y tiene una lucidez apabullante, una mente preclara. Eso sí, no le gusta que le dé la luz", relata a Vozpópuli una de las personas que mejor le conoce en el Consejo General.
Esa aversión a los focos llega a tal extremo que apenas se encuentren fotos de él en Internet. Y eso que fue secretario general de Cs en los primeros años de vida política en Cataluña. Aquella etapa, que se inició con la sorpresa de los tres diputados en el Parlamento catalán en 2006, tuvo varios hitos convulsos fruto de rebeliones internas que a punto estuvieron de provocar la caída de Rivera.
La aventura con Libertas
Bofill siempre se mantuvo fiel al joven líder, pero dimitió a mediados de 2009 de aquel cargo orgánico ante el mal resultado en las elecciones europeas, a las que Ciudadanos se presentó en la coalición Libertas, una plataforma euroescéptica y conservadora que provocó un cisma en la formación naranja.
Aquella aventura política le valió duras críticas a Rivera tras aliarse con varios partidos ultraderechistas del continente europeo y Bofill cedió el testigo de la Secretaría General a Matías Alonso cuando se conocieron los raquíticos apoyos en aquellos comicios europeos.
La candidatura naranja encabezada por el abogado Miguel Durán no llegó a los 23.000 votos, mientras que UPyD sí que logró un escaño en Estrasburgo de la mano de la mano de Francisco Sosa Wagner con cerca de medio millón de papeletas. Con el paso de los años, Rivera llegó a admitir que se arrepentía de la experiencia con Libertas.
Persona de la "máxima confianza"
Tras ello, Bofill se quedó dentro de la estructura de Ciudadanos sin hacer ruido. En nómina del partido en todos estos años y persona de la "máxima confianza" de Rivera, su último cometido al margen de dirigir las reuniones del Consejo General ha sido la de servir de enlace del partido con Sociedad Civil Catalana (SCC).
Ahora le toca fijar la reunión del Consejo General de la que saldrá la fecha de la Asamblea, no antes de marzo pues los estatutos impiden un congreso extraordinario antes de cuatro meses desde un proceso electoral, así como los miembros que conformarán esa gestora. Bofill deberá presentar una lista de entre 10 y 15 miembros, con él encabezándola, y el Consejo General deberá ratificar la lista con un respaldo superior a los dos tercios.
La gestora podrá incluir en su seno a cargos políticos u orgánicos de la etapa de Rivera y mandatar a quien elija para ejercer de portavoz o asistir a un determinado encuentro en nombre del partido, por ejemplo en La Moncloa si Pedro Sánchez llamase a la formación naranja para plantear algún pacto de Estado, así que no sería extraño que Bofill deje esas funciones a otras personas más conocidas del partido.
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