Quim Torra apura sus últimos días como presidente de la Generalitat. Lo más probable es que sea inhabilitado en el juicio que tiene el 18 de noviembre. Pero incluso si salva el envite judicial o retrasa lo inevitable a base de recursos, su futuro político se presenta negro y sin horizonte.
Los partidos separatistas han empezado ya a trabajar en su relevo. Torra quiere que le sustituya Laura Borràs, actual portavoz de JxCat en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, según fuentes del independentismo consultadas por Vozpópuli, Borràs es la que parte con menos opciones.
A partir de ahí, los favoritos son el vicepresidente Pere Aragonès, de ERC, y el tapado Eduard Pujol, hombre de confianza de Carles Puigdemont y portavoz de su grupo en el Parlamento catalán. El presidente que suceda a Torra, dicen estas fuentes, será el encargado de conducir a Cataluña a nuevas elecciones autonómicas.
Conflicto abierto
Las élites del separatismo han comenzado a evaluar el escenario que queda después de la sentencia a los líderes del proceso separatista. Y una semana de disturbios violentos en Cataluña sin precedentes en los últimos años. "Estamos ante un conflicto abierto" con el Estado, dicen.
Nada se moverá antes de las elecciones generales del 10-N. El resultado de las urnas marcará mucho las estrategias de cada bando, pero hay decisiones que ya se empiezan a abordar. Una de ellas es la sucesión de Torra.
La gestión del actual presidente no ha satisfecho a nadie, ni de la órbita republicana, ni de la ex convergente. Torra fue el presidente accidental número cuatro tras declinar la oferta otros tres aspirantes, recuerdan estas fuentes. Y su liderazgo es escaso. Pero, admiten, es el presidente y cualquier decisión que tome en las próximas semanas puede marcar el futuro de Cataluña.
"El liderazgo de Torra no tiene proyección, pero puede condicionar el futuro", dicen estas fuentes. "No ha llenado el papel de la presidencia y sabe que no será candidato. Por eso, la propuesta que hizo en el Parlament después de la sentencia fue rápidamente rechazada por todo el mundo".
El liderazgo de Torra no tiene proyección, pero puede condicionar el futuro
Torra quiere a Borràs
El criterio de Torra es situar a Borràs al frente de la Generalitat, aunque sus opciones son prácticamente inexistentes. La verdadera batalla está en otro frente. Una de las opciones que se baraja es optar por la sucesión natural y que el vicepresidente Pere Aragonès se convierta en presidente.
Esto supondría invertir los papeles del actual Gobierno y darle a ERC la presidencia. Y no es una solución que se vea con malos ojos en algunos sectores del independentismo. Pero existe una tercera vía. Un tapado, que dicen estas fuentes, podría reunir los consensos necesarios. Se trata de Eduard Pujol.
"Es el más convergente de los no convergentes, por decirlo de alguna manera", apuntan. "Tiene muchos adeptos y puede levantar un punto ese liderazgo del que ahora se adolece".
La figura, sea la que sea, deberá conducir Cataluña a nuevas elecciones. "Se puede discutir si las elecciones serán en tres meses, seis o nueve. Dependerá del escenario que surja de las elecciones españolas. Pero elecciones habrá seguro", aseguran.
Diversos sectores han pedido a Artur Mas un paso al frente. Y su entorno asegura que el expresidente catalán "se deja querer". Mas está convencido de que ganaría las elecciones a ERC
¿El regreso de Mas?
A partir de ahí, surgen muchas dudas y alguna certeza. La certeza es que el mapa electoral en Cataluña será de fragmentación total. Y la principal duda es si habrá algún liderazgo capaz de desinflar el conflicto y llevarlo a un terreno de diálogo y negociación.
La supuesta mayoría alternativa ERC, PSC y los Comunes es ahora inviable, dicen estas fuentes. Y creen que en las actuales circunstancias es muy difícil que se alcance un pacto de esta naturaleza. Otro nombre ha vuelto a la escena en estas semanas: Artur Mas.
Diversos sectores han pedido a Mas un paso al frente. Y su entorno asegura que el expresidente catalán "se deja querer". Mas se ha prodigado en los de medios de comunicación estos días. Pero exlíder de Convergencia, que está convencido en su fuero interno de que ganaría las elecciones, presupone un Parlament extraordinariamente dividido.
Y es un esquema que no le gusta. "Es muy difícil moverse así", aseguran estas fuentes.
La lectura de lo sucedido estos días y los que están por venir es que hay "una mala calidad del liderazgo político", tanto en las instituciones catalanas como en las nacionales. "Los equipos están jugando con los cuartos reservas", advierten.
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