Política

El corte de cabezas en el PSOE dispara la rabia contra Susana Díaz

¿Por qué una de las culpables del lío en el que nos hemos metido sigue escondida tras la barrera?, se preguntaba ayer un exdirigente socialista próximo a Pedro Sánchez  pocas horas antes de conocer los cortes de cabeza decididos por la gestora.

La gestora que preside el asturiano Javier Fernández y controla a distancia Susana Díaz desde Andalucía, cortó ayer cabezas de forma selectiva dentro del grupo parlamentario socialista como castigo a los diputados más próximos a Pedro Sánchez que desobedecieron al comité federal y no apoyaron hace 20 días la investidura de Mariano Rajoy. La purga no ha afectado a la totalidad de los que han estado sometidos a vigilancia prácticamente desde la constitución de la gestora y, según su portavoz, Mario Jiménez, los cambios han estado guiados por criterios de “capacidad y confianza”.

La catalana Meritxell Batet se cae de la dirección del grupo parlamentario y el PSC la recupera para negociar la relación futura con el PSOE

Se ha salvado la magistrada Margarita Robles, que se queda con la presidencia de la Comisión de Justicia y han seguido parecida suerte tres diputados del PSC que retienen sus portavocías. En cambio, han sido sacrificadas la excomandante Zaida Cantera, que pierde la portavocía adjunta de Defensa, uno de los fichajes estrella para las listas del anterior secretario general. En la misma situación se ve la diputada aragonesa Susana Sumelzo, una de las que ha mantenido una coherencia hasta el final en su apoyo a Sánchez. Otras cabezas visibles del ‘no’ a Rajoy que también han rodado han sido la de la parlamentaria Rocío de Frutos, que pierde pie en la Comisión de Empleo y la del diputado José Zaragoza. A la sanchista Adriana Lastra se le ha reconocido el mérito de haberse abstenido en la investidura y se le ha adjudicado la Comisión de Defensa.

Lo más esperpéntico de todo a ojos de la anterior dirección afín a Sánchez es la continuidad de Antonio Hernando como portavoz del Grupo Parlamentario, pese a la larga ristra de incoherencias que primero le llevaron a defender con entusiasmo su “no” a Rajoy y después a argumentar la abstención del PSOE en su investidura. Hernando mantiene su cargo pero ya no podrá servirse en él de la diputada balear Sofía Hernanz ni de la catalana Meritxell Batet, pues la gestora las destituyó anoche como secretarias adjuntas. Batet, que apoyó a Eduardo Madina en las primarias celebradas en el verano de 2014, se convirtió después en una estrecha colaboradora de Sánchez y en la votación de la investidura de Rajoy siguió las directrices del PSC votando en contra. Su vacante no será cubierta hasta que el PSOE y la filial que desde 1978 mantiene en Cataluña diriman sus diferencias.

De este último trabajo va a encargarse una comisión de la que forman parte, en representación del Partido Socialista, el andaluz Mario Jiménez, brazo derecho de Susana Díaz en la gestora, la eurodiputada Elena Valencian, afín a Alfredo Pérez Rubalcaba y el dirigente extremeño Francisco Fuentes. En nombre del PSC negociarán la propia Meritxell Batet, el responsable de Organización de los socialistas catalanes, Salvador Illa, y el veterano dirigente Antonio Balmón.

Las sanciones pendientes

La sangría no ha acabado puesto que ahora será la nueva dirección del grupo parlamentario la que decidirá qué sanción impone a los 15 diputados que violentaron hace 20 días la disciplina de voto, por lo que el lío en las filas socialistas está servido para un largo periodo de tiempo.

Fuentes cercanas a la anterior dirección comentaban anoche que el bisturí tan selectivo aplicado por la gestora para escarmentar a parte de los diputados más contestatarios, obedece al intento de Susana Díaz de alimentar la división entre los partidarios de Pedro Sánchez y también de silenciar a algunos de sus portavoces más guerreros, como sería el caso de Margarita Robles.

“¿Por qué una de las culpables del lío en el que nos hemos metido sigue escondida tras la barrera?”, se preguntaba ayer un exdirigente socialista pocas horas antes de conocer los cortes de cabeza decididos por la gestora y enrabietado por las maniobras en la sombra de la presidenta andaluza. A juicio de un sector del partido, Susana Díaz está dejando demasiados cadáveres en la cuneta durante su trayecto hacia la secretaría general, lo que dificultará su recta final y complicará también la tarea de oposición que aspira a ejercer el PSOE en unas circunstancias tan difíciles.

“Decir que solo hay 15 diputados que rechazan las maniobras en la sombra de Susana Díaz es una simpleza, pues con sus torpezas lo único que está haciendo es alimentar la rabia contra ella y dejar a  la gestora a los pies de los caballos, hasta el punto de que no es descartable que su presidente acabe tirando la toalla”, comenta un veterano dirigente socialista, conocedor de las dificultades que está encontrando el asturiano Javier Fernández para conducir una dirección provisional en la que la baronesa andaluza manda desde la sombra.

En el PSOE no se descarta que Javier Fernández acabe tirando la toalla como presidente de la gestora por culpa de las presiones de Susana Díaz

A ojos de este dirigente, la actual gestora va a conseguir que, al final, Podemos coja fuelle y se consolide como principal referente de la oposición, apuntándose la mayoría de los tantos y  obligando al PSOE a moverse sobre un fino alambre en el que se dispararán sus contradicciones. El nivel es tan bajo que anoche Mario Jiménez, como portavoz de la gestora, llegó a reivindicar para su partido el freno al nombramiento del exministro Jorge Fernández Díaz como presidente de la Comisión de Exteriores, presentado también como un trofeo por la formación que dirige Pablo Iglesias.

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