El Gobierno de Sánchez rompe con el tradicional apego a París y Berlín y no quiere participar en el proceso para sustituir al Reino Unido como tercera fuerza del motor francoalemán de la Unión Europea, según publica ‘El País’ a través de fuentes diplomáticas.
De este modo, España se retira de esta carrera y prefiere apostar por alianzas variables con distintos socios de la UE en función de los intereses de cada momento o de las diversas agendas comunitarias. Esta nueva estrategia supone un cambio drástico respecto a la vieja aspiración de España de subirse al podio comunitario y desplazar a otros posibles candidatos como Italia o Polonia.
Responde a las necesidades del primer Gobierno de coalición
El giro diplomático encaja con la nueva Unión Europea aunque también parece responder a las necesidades del primer Gobierno de coalición de la democracia, en el que conviven el euroentusiasmo del PSOE con la eurocrítica de Unidas Podemos. La falta de afiliación con un bloque predeterminado permitirá acomodar más fácilmente las diferentes sensibilidades sobre el proyecto europeo.
Los puentes de París hacia Polonia coinciden con el estrecho vínculo de Berlín con Holanda, otro país con vocación de ser clave para el eje francoalemán.
Varios países se postulan para ocupar el vacío dejado por Londres en su papel de tercera potencia de la Unión. Italia, como tercera economía de la UE, parecía el candidato indiscutible de ese puesto pero su inestabilidad política y la fuerza de los euroescépticos le hace alejarse de poder sumarse a un eje francoalemán de fuerte ambición europeísta, sobre todo por parte de Macron.
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