La campaña catalana recién concluida es, probablemente, la más atípica de cuantas se han celebrado en España durante los últimos 40 años de democracia. Una presencia continuada en mitines a través del plasma del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont desde su exilio en Bélgica, adonde huyó de la Justicia, unida al silencio del otro gran candidato del independentismo, Oriol Junqueras, porque éste sí está preso en la cárcel de Estremera (Madrid), han acabado desdibujando el debate político o lo que sea que haya habido en estas dos semanas entre los partidos.
Episodios como el ataque con una cabeza de cordero a una mesa de Ciudadanos por parte del independentismo, los insultos del cómico Tony Albá a Inés Arrimadas llamándola "mala puta", el "¡a por ellos!" del popular Xabier García Albiol o los debates en los cuales los candidatos parecían hablar "a países diferentes", en palabras de un importante político de la izquierda española, apuntan a un panorama desolador.
Lo de menos son los vetos de ERC al socialista Miquel Iceta, de éste a Ciudadanos, de Xavier Domènech (Catalunya en Comú) a todos ellos, o el de Puigdemont "al tripartito del 155" a la hora de formar gobierno a partir del viernes; lo de más es que, de hacer caso al augurio de los sondeos, Cataluña está dividida en dos mitades, independentismo vs constitucionalismo de forma irreversible para los próximos años.
Y quien logre formar gobierno, se llame Iceta o Junqueras -pocos ven a la favorita Arrimadas en el Palau de la Generalitat-, disfrutará poco porque nada bueno sale de la negación del otro. Los de ERC, que han hecho de la silla vacía de Junqueras bandera hasta el último minuto -ayer se fueron a las puertas de la prisión de Estremera a homenajear al preso, no quieren oír nada que no pase por presidir ellos la Generalitat; ellos, no un Puigdemont a quien acusan de traidor y poco "consecuente" por haber huido a Bélgica, según dice Junqueras en una grabación sacada durante un vis a vis teléfónico semanal con uno de sus colaboradores.
Sin duda, el premio al exabrupto del día fue ayer, última jornada de campaña, para el dirigente del PP que dijo a los periodistas en Girona: "Estamos en el nido de la serpiente"
Todo este espectáculo contamina el futuro. Que se lo digan a Iceta, a quien le han dicho de todo menos bonito, incluso en el PSOE, por hablar de "indultos"... ¡a aquéllos que todavía no han sido condenados! Veremos este jueves si no le ha frenado la campaña ascendente que mantenía hasta ese momento como opción B -él dice que A- del constitucionalismo.
En su favor habrá que decir entonces que alguna ayuda tuvo. Anoche terció en el debate, por llamarlo de alguna manera, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero con un: si los políticos independentistas pudiesen "dar marcha atrás, lo harían" porque son incongruentes y tienen una notable "falta de solvencia intelectual e ideológica".
Claro que, puestos a descalificar al adversario, nada mejor que ese dirigente popular que en corrillos con los periodistas, ayer por la mañana en Girona, cerró la campaña a su manera: Estamos "en el nido de la serpiente", les dijo a los informadores, aludiendo así al carácter hegemónico del independentismo en esa provincia. Debió ser por los nervios de última entre los populares, a los cuales las encuestas sitúan en último lugar el 21D tras la CUP.
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