Fernando Galindo, el hombre de Pedro Sánchez en la Mesa del Congreso de los Diputados como secretario general y letrado mayor, una de las piezas calve para la tramitación de la ley de amnistía en este órgano, ha conseguido que abandonen el barco hasta cuatro figuras relevantes de la Secretaría General del Congreso. De estas salidas, la más sonada fue la del interventor Luis de la Peña. Vozpópuli ha tenido acceso a la misiva de De la Peña, donde anuncia su cese por "radical incompatibilidad" con Galindo.
"Me veo obligado a solicitar, con carácter irrevocable, mi cese inmediato como Director de la Intervención de las Cortes Generales, habida cuenta mi radical incompatibilidad con el modelo de Administración Parlamentaria que su nombramiento como Letrado Mayor de las Cortes Generales y Secretario General del Congreso de los Diputados representa", reza el comunicado.
Luis de la Peña reconoce que da este paso "después de más de treinta y cuatro años de servicios continuados en distintas direcciones de las Secretarías Generales del Congreso de Diputados y del Senado".
Desde la Presidencia del Congreso se explicó ante la salida de De la Peña que "hay cambios y nombramientos que está haciendo el secretario general con los que algunos [en referencia al ya exinterventor] no están conformes".
Fernando Galindo ascendió al cargo de letrado mayor el 2 de noviembre en sustitución de Carlos Gutiérrez tras recibir el apoyo de la mayoría progresista de la Mesa (los votos de PSOE y Sumar). Galindo coincidió con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Ayuntamiento de Madrid, donde ambos fueron concejales del Consistorio entre 2008 y 2009. La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, le nombró tras acordarlo previamente con Sánchez.
Licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III de Madrid, y miembro del cuerpo de letrados del Congreso desde 2010, desembarcó en la Cámara tras un breve periplo en la subsecretaría del Ministerio de Política Territorial. A la salida del interventor hay que sumar la del secretario general adjunto para Asuntos Parlamentarios, José Antonio Moreno, y otras bajas en varias direcciones, como la de Comisiones o la de Gobierno Interior.
El nombramiento de Galindo rompió una "regla no escrita" del buen juego parlamentario, y es que el secretario general del Congreso ha de ser una figura neutral. Una tradición histórica que rompieron Sánchez y Armengol con esta designación.
Hace escasos días, los letrados de la Comisión de Justicia emitieron un informe en el que advierten serias dudas sobre la constitucionalidad de la futura ley de amnistía, un hecho insólito ya que nunca antes los letrados de una comisión parlamentaria habían mostrado un criterio tan distinto del de los letrados de la Mesa del Congreso, como afirman fuentes próximas.
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