Política

Pablo y Cayetana: reparto de roles en el PP 'destroyer'

Forman el tándem perfecto, un ticket con vocación electoral. Se han repartido los papeles en el frontispicio del nuevo PP

"Antes nos llamaban la derechita cobarde y ahora somos la derechona destroyer". Pese a los ruidos que vienen del País Vasco, un aire de confianza recorre  los despachos de Génova. Se gobierna en Madrid, se aplauden las encuestas, se divierten ante los patinazos rivales. "Hemos revivido. Fíjate en Casado, hasta se le ha puesto sonrisa de ganador", comenta uno de sus fieles.

El aterrizaje de Cayetana Álvarez de Toledo al frente de la bancada del PP ha dado alas, y garras, al partido, que salió del 28-A muy malherido. Cayetana ha caído como una descarga eléctrica en un cuerpo sumergido en la cultura del marianismo: "Cuanto menos ejercitemos la voluntad, menos sufriremos". Lleva tan sólo unos días en el cargo y ya ha revolucionado parte de su estructura y de su imagen. "Es la cariátide intrépida en el frontispicio de un PP apolillado", añade esa fuente. 

¿Camino a la bicefalia?

Casado y Álvarez de Toledo forman un tándem armónico con visos de bicefalia. Se entienden, se complementan y se retroalimentan. "Se miran y ya está, casi no necesitan ni hablarse". Todo un exotismo en nuestro animalario político. Albert Rivera tuvo a Inés Arrimadas hasta que la líder de Ciudadanos catalanes se mudó a Madrid y se esfumó el hechizo. Pablo Iglesias jugaba con Irene Montero a los Perón hasta que la progenie desbarató el montaje. Santiago Abascal cabalga en solitario dado que Rocío Monasterio, la primera dama de Vox, quedó anclada en la Asamblea madrileña. Pedro Sánchez eligió a Carmen Calvo y Adriana Lastra, lealtad sin brillo, para evitar que alguien le deslumbre.

Casado se ha dejado la barba este verano para distinguirse de su clon Rivera. No le ha ido mal. También ha adoptado un aire más circunspecto, más institucional. Modula sus intervenciones, esquiva las broncas y ha guardado en el cajón aquellas 'manos manchadas de sangre' de antaño. Se ha enfundado el terno de presidenciable y lo está consiguiendo. Cierto es que la actitud del líder naranja ayuda mucho. Albert Rivera ha optado por un formato más agresivo y canalla. Más cerca del Pijoaparte que de Trias de Giralt. 

Ha habido un reparto de papeles en el vértice del PP. Casado, el policía bueno y Cayetana, la mala de la película, que levanta admiraciones y suscita denuestos. De una agudeza proverbial, sardónica en la disputa, corrosiva en la polémica, Álvarez de Toledo se ha convertido en el complemento perfecto de su presidente. Este inteligente bifrontismo está diseñado para ganar, dice un veterano diputado madrileño. No ahora, que acaban de empezar. Las elecciones de noviembre llegan demasiado pronto. Pero quizás en un par de años, cuando toquen las próximas.

Una gladiadora, doctora en Historia por Oxford, ha revitalizado el grupo parlamentario del PP y, por extensión, al partido

El PP de Casado se liberó de buena parte de las losas del pasado. No se ha sacudido aún el dogal de la corrupción, pero se encamina decidido hacia una nueva etapa. El joven presidente ha renovado Génova, con una apuesta por el tono prudente, con políticos tranquilos como Gamarra, Montesinos, Terol, Beltrán, que no dan que hablar ni chapotean en la polémica. Es la vía que conduce a La Moncloa, la que impusieron los barones tras el revolcón de las generales. El centrismo, la templanza, la moderación. 

Al mismo tiempo, en un complicado juego de equilibrios, ha apostado por colocar a esta gladiadora, doctorada en Oxford, de un desparpajo feroz, que le plantó cara a los niñatos pijos de Torra en memorable escena de campaña catalana y que está dispuesta a sacar adelante su proyecto de crear "un espacio para la razón", en el que todos los constitucionalistas tiene su sitio. 

Juntar a los distintos

Este jueves Cayetana llevó al Congreso a Rosa Diez en su empeño por "juntar a los distintos", a quienes defienden las Constitución y la libertad de los españoles. Va más allá de la idea de Casado de 'España suma', y hasta de refundar el espacio del centroderecha. No es una visionaria. "Es una realista lúcida, que se apeó del PP de Rajoy porque pensaba que no iba a parte alguna".

Hay gente en el partido que quiere cortarle las alas. Alfonso Alonso figura entre los más destacados. Este fin de semana intentará peneuvizar a su PP vasco. Núñez Feijóo tampoco lo ve claro. En Galicia manda él y no quiere saber nada ni de si España suma o si España resta. 'Tibios' les llama Álvarez de Toledo. Son "entusiastas adoradores de su propia nulidad", según la expresión de un alto cargo de Génova.

Casado se la ha jugado. Tras un intento abortado, se ha lanzado a la piscina. Álvarez de Toledo cobra protagonismo mientras otros dirigentes populares, incluso el propio Teodoro García Egea, antaño insustituible, pierden algo de brillo. El salto de la derechita cobarde a la derechona destroyer es arriesgado. Pero ya no hay marcha atrás. Semper, dicen en Génova, puede ir tomando tila.

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