Tras la tensión del lunes, con momentos de bronca, un espeso manto de silencio se cernió sobre los barones del PP. Pablo Casado, desde Bruselas, enviaba un mensaje nítido a los críticos: "Es hora de mirar hacia el futuro, de pensar en los españoles y no de hablar de los partidos". En Génova dan por hecho que la ofensiva seguirá, que habrá más episodios similares, que el cerco al líder acaba de empezar. Casado prepara cambios para fortalecer la dirección, blindar la cúspide de la estructura. Los barones, por ahora, son intocables. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, la agenda oficial de Casado está vacía. Permanecerá en la sede, dirigiendo las negociaciones de los pactos.
Estaban juntos, en la puerta del salón de reuniones de Génova. La aparición de Pablo Casado sorprendió a Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno, titulares de Galicia y Andalucía, mano a mano, en animada conversación. Ambos se separaron para saludar al presidente. Sonrisas y palmaditas. El cónclave de la Ejecutiva del PP iba a comenzar. El presidente del partido llegaba sonriente, jubiloso tras los resultados del domingo, que le concedían un alivio y cuatro años por delante.
Unos minutos antes, los dos dirigentes regionales, y alguno más, como López Miras, Monago o Alfonso Alonso, habían repetido ante los medios la misma melodía: Gracias al giro al centro se han salvado los muebles, pero hay que seguir ahí. Es decir, los decorosos resultados del 26-M fueron consecuencia de la estrategia impuesta desde la periferia. Génova escuchó la consigna y la acató.
El rechazo a Cayetana
Casado, luego, se presentó ante los periodistas y negó la mayor. Su campaña fue acertada, no se ha movido del sitio porque nunca viró a la derecha, aseveró concluyente. Acto seguido, subió al almuerzo con su Ejecutiva nacional y ahí empezó todo. El choque con sus capitanes. El eje del debate versó sobre la centralidad. Los líderes regionales reniegan de que Casado no asuma que su giro al centro haya sido la clave para sortear sin demasiados desperfectos el escollo del 28-M. El líder del PP reivindica su gestión, rechaza haber obedecido las instrucciones de sus barones y se hace fuerte en que en nada difieren las campañas de las generales y las autonómicas.
Tal y como desveló 'La Vanguardia', confirmado por este medio, Feijóo siguió durante la comida con sus invocaciones a la centralidad y sus abiertas recriminaciones a la campaña de las generales. "Si hemos mejorado resultados, será por algo", dijo. Moreno Bonilla se sumó a la facción del reproche, con referencias a los guiños de Casado hacia las posiciones de Vox. Isabel Bonig, la presidenta regional valenciana, hizo los coros en forma de reticencias hacia la supuesta derechización. Este martes evitaban pronunciarse sobre lo sucedido. En sus respectivos entornos le quitaban importancia.
El nombre de Cayetana Álvarez de Toledo como futura portavoz parlamentario, se lanzó desde el equipo de Génova. Otra carretada de leña a la pira. Cayetana es 'aznarista', y esa familia política figura ahora en el frente de los 'sospechosos' en el PP. Los barones reaccionaron a la contra y la dirección tuvo que dar marcha atrás pese a sus anuncios iniciales. Bermúdez de Castro será el portavoz interino a la espera de que una Junta Directiva Nacional ratifique definitivamente al jefe de la bancada.
Algunos de los presentes no daba crédito. "Ni siquiera le han dado veinticuatro horas de celebración", comentaba uno de los veteranos. En la noche del domingo, todo era fiesta en Génova. Se temía un colosal desastre que anegaría la sede nacional hasta la séptima planta, donde se ubica el despacho presidencial. Las buenas noticias sobre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid actuaron con efecto balsámico. Casado quedaba a salvo. Podría empezar de nuevo, con tiempo y sin agobios electorales.
Un pulso oculto
No hubo tregua. El juego de hostilidades arrancó tras las generales y seguirá, afirman en Génova. La pinza entre los dos barones referenciales del partido no se acaba aquí. Feijóo está tocado, no logró buenos resultados en las municipales. Juanma Moreno, mejor parado tras las urnas ya que acaricia al menos cinco alcaldías, quiere escenificar poder. "Hay un pulso entre los dos gallos, pero antes tienen que acotar el mando del presidente", señalan fuentes de su entorno. El lunes, tanto Feijóo como Moreno acataban amablemente la presidencia de Casado. Alfonso Alonso, también del bloque disidente, aseguraba que "el futuro de Casado no está sobre la mesa".
El equipo del presidente quitaba el martes importancia a lo sucedido. "Hubo gente que mostró su opinión, sus diferencias, pero todo dentro de la normalidad", apuntaban. Casado encargó a dos de sus fieles, Teodoro Gacía Egea y Javier Maroto, junto a Ana Beltrán, la conducción de las negociaciones para llegasr a acuerdos regionales. Ambos también están señalados por esta oposición interna. Les reprochan la 'limpia' que hubo que ejecutar en las listas al Congreso y Senado. Pasaron una temporada en el subsótano político. Su regreso a la primera línea también ha escocido.
Llegan a Génova mensajes de respaldo al presidente. Hay que darle tiempo, hay que rehacer muchas cosas. La voz de los díscolos no es compartida por el grueso de la formación. Le piden a Casado que profundice en los cambios y que haga la necesaria limpia. Cayeron marianistas, enredan desde la trastienda, tienen influencia en el seno de la formación. "Casado ganó unas primarias, y eso significa algo", apuntan.
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