El PP aspira a recuperar una importante cuota del voto que "se dio a la fuga rumbo a Vox", según la terminología popular, en las generales del 28-A. En Génova se habla de la posible reconquista de entre un 25 y un 30 por ciento de los sufragios que se fueron con Abascal. Algunos sondeos publicados este verano apuntan en esta dirección.
Casado no quiere elecciones este otoño. Las considera prematuras para sus planes de reestructurar el partido. Pero quiere que Sánchez siga en el Gobierno. Se avecinan tiempos duros y es mejor seguir en la oposición. El adelanto electoral no es tan buen noticia para los populares como algunos señalan. Sólo tiene un aspecto positivo: sería peor para otras fuerzas del centroderecha. En especial para Vox, que ya experimentó un retroceso notable en la consulta autonómica y municipal del 26-M.
El PP, con todo, sigue apostando porque Podemos, al final, se entregará a las exigencias de Sánchez y le servirá en bandeja el voto en la investidura. La línea Frankenstein sigue viva, como se ha comprobado estos días en Navarra. O en las variantes de Logroño, Baleares, Comunidad Valenciana, Barcelona... "Los socios de siempre", dice Teodoro García Egea, secretario general del PP. Nacionalistas más Podemos en sus diversas variantes.
Un cálculo disparatado
En el equipo de Casado se recuerda que el partido de Abascal perdió el 50 por ciento de sus votos y sufrió un retroceso de cuatro puntos. "Nada tienen que ver unas elecciones con otras, ni son comparables ni parangonables", comenta un asesor de los populares. Pero hay indicios de ese desgaste en Vox y de un repunte, aún tímido, en el PP.
Los estrategas populares, que ya tienen sobre la mesa el posible adelanto electoral, cifran en 700.000 el número de votos que podrían repescar de las filas de Vox. "Es posible recuperar una cuarta parte de nuestro votante que se fue con Abascal", señalan estas fuentes. En Vox consideran disparatado ese cálculo. En cualquier caso, 'reconquistar' estos votos no se traduce en que el PP salte por encima de los cien escaños. De ahí que en Génova nadie anhele ahora una convocatoria electoral.
Casado de momento está empeñado en impulsar la idea de España Suma, única formula, a su parecer, para que el bloque del centroderecha avance en las urnas. Esta iniciativa pasaría por presentar candidaturas conjuntas con Ciudadanos en aquellas provincias con menor número de escaños en juego, donde la división de la derecha beneficia al PSOE, como se vio en las últimas generales.
Marketing político
Ana Beltrán, número tres de Génova, abría también las puertas de España Suma al partido de Abascal. Rivera no está por la labor. Casado entonces insistiría en que Abascal no se presente en aquellas circunscripciones donde no logró convertir sus votos en escaños. España Suma de momento es una entelequia lanzada desde el PP en previsión del adelanto electoral. Casado no ha sondeado a Rivera ni ha hablado con Abascal. En Vox dicen que se trata de puro 'marketing político' y que con ellos no cuenten. "Estas cosas se hacen de una forma más sutil, no pregonándolo por los medios", dicen.
En Génova creen que Rivera, finalmente, aceptará, como ya ocurrió en Navarra, donde esta fórmula funcionó a la perfección. En Cs no se piensa igual. Creen que convertir Navarra Suma en una España Suma transformaría a su partido en una fuerza inexistente, en la 'bisagra naranja'. El equipo de Rivera pretende aún disputarle a Casado el liderazgo del centroderecha, pese a la rotundidad con la que se expresaron las urnas en las autonómicas. España Suma, en cualquier caso, no es bien recibida ni en Vox ni en el partido naranja. "Se le ve el plumero, es una añagaza para meternos presión, es demasiado obvio", dice una fuente de Ciudadanos.
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