Había ambiente efusivo, festivo y optimista, en especial tras conseguir el Gobierno de Andalucía, una proeza histórica, un paso decisivo en el proyecto del nuevo PP, que arranca con una aldabonazo de confianza. Pablo Casado, procedente de Sevilla, donde había asistido a la toma de posesión de Juanma Moreno, hizo su entrada en el anfiteatro acompañado de Mariano Rajoy, pasado y presente, unidos ante la militancia.El himno, retocado, traía ecos homéricos Cinco mil afiliados, cargos y dirigentes de toda España recuperaron la sonrisa y una cierta confianza pese a los augurios demoscópicos que anuncian un avance de Vox, la marea incontenible que puede decidir el resultado de mayo.
Los fríos hangares de Ifema fueron el escenario de este primer encuentro de Casado con el grueso de su militancia desde que el pasado verano fue elegido presidente de la formación tras un intenso e inédito proceso de primarias. También es el reencuentro con su directa rival, Sáenz de Santamaría, y con algunos responsables en el 'antiguo PP', barones autonómicos, alcaldes, candidatos, algunos fieles muy afectuosos.
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