Pablo Casado ha reunido a su cúpula en el País Vasco para reconducir la polémica sobre el futuro de la formación en esa comunidad. El líder del PP ha transmitido a Alfonso Alonso y a sus colaboradores la necesidad de no ir por libre y de mantener informada a la dirección nacional en todo este proceso que ahora se pretende poner en marcha. Alonso anunció el pasado 3 de junio la celebración de una convención en San Sebastián para definir 'un PP vasco con espacio y personalidad propia'.
Semejante idea produjo sorpresa y una evidente contrariedad en el aparato de Génova, donde no se tenía conocimiento alguno de los planes de Alonso, uno de los barones más alejados con el planteamiento de la dirección nacional. Alonso se ha mostrado muy crítico con la deriva 'derechista' impulsada por Casado, y ha abogado por la línea de centralidad que también defienden otros dirigentes regionales como Alberto Núñez Feijóo o Juanma Moreno. "Somos el centro y si alguien no está centrado, que se centre", advirtió el líder de los populares vascos con la mirada puesta en Madrid.
Al almuerzo de este miércoles en San Sebastián asistieron Raquel González, Borja Sémper e Iñaki Oyarzábal, presidentes de las organizaciones de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, respectivamente, así como Amaya Fernández, secretaria general de la formación en esa comunidad. Casado evita los conflictos internos desatados en su formación tras el desastre de las elecciones generales. Atendió exigencias de sus barones díscolos y logró recuperar el aliento en la cita del 26-M.
Campañas sin logo
Lo importante es cerrar en condiciones el mapa de los pactos y mantener el poder territorial que está en riesgo, aseguran fuentes de la formación conservadora. Las disputas internas han quedado aparcadas, de ahí que este encuentro entre Casado y sus delegados en el País Vasco haya sido un intento por encapsular las diferencias y restablecer la autoridad central. No es asunto fácil. Los populares vascos consideran que Madrid apenas conoce la realidad de la región, que se mueve con criterios estereotipados y que no ayuda para solventar el problema.
En Génova no consideran inapropiado que el PP vasco lleve a cabo esa redefinición para evitar el proceso de extinción al que parece abocado. En las municipales obtuvieron cinco concejales en Vitoria y tres y tres en Bilbao y San Sebastián. Nada heroico pero sí apreciable, dadas las circunstancias. Borja Sémper, el candidato donostiarra, protagonizó una campaña al estilo de Xavier García Albiol en Badalona, sin logo del partido ni referencia alguna al PP.
"Lo importante es funcionar coordinados y respetar la esencia de la organización", señalan estas fuentes. Alonso ha tomado nota, según estas fuentes, aunque 'hará luego lo que quiera, como siempre', añaden. Tiene muy claro que el PP no compite en el País Vasco ni con Cs ni con Vox, formaciones que no han penetrado en la región. Ha de disputarle votantes al PNV, por lo que su línea ha de estar en la defensa del autogobierno vasco. Una especie de filonacionalismo, al estilo mimético-convergente que intentó el PP en Cataluña tras la defenestración de Vidal Quadras. Aquel PP catalán fue arrollado por Ciudadanos. Ahora intenta sobrevivir con enormes dificultades.
Desde el sector de Alonso se ponen paños calientes a este empeño de buscar una personalidad propia. Aseguran que "no se trata de una corriente interna ni de un desafío a la dirección", sino de encontrar su propio camino para adaptarse a las nuevas circunstancias en la región. Casado deja hacer, por el momento. Tiene diseñado ya su plan para rehacer la estructura regional del PP. Algo que acometerá, con prudencia, una vez concluido este periodo de los pactos.
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