Cataluña va a convertirse, al menos tangencialmente, en un nuevo escenario de conflicto entre Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores Cospedal. La vicepresidenta del Gobierno ha decidido tomar distancia con el partido en su nuevo desempeño como titular de Administraciones territoriales, una especie de 'ministra para las nacionalidades históricas', con Cataluña eje de su actividad. Santamaría que se estrena en Barcelona con un acto de sesgo económico presidido por el Rey y con la asistencia del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (quien no desaprovechó la ocasión para montar un lacrimógeno mitin contra Madrid) cuenta más bien poco con el proyecto de recabar la colaboración del PP. Más bien, todo lo contrario. De ahí la pequeña polémica interna, azuzada por el supuesto 'pique' entre las dos 'manos derechas' de Rajoy. "Hasta que no se despejen las dudas sobre la continuidad de Cospedal en la secretaría general, esta situación va a ser una pesadez", comentan fuentes de la formación conservadora.
El PP catalán se siente preterido. Moncloa ha designado a Roberto Bermúdez de Castro, un hombre de confianza de Luisa Fernando Rudi, presidenta del comité organizador del próximo congreso del PP, como número dos de la cartera de Administraciones Territoriales. Enric Millo, eficaz y laborioso, deja su escaño de diputado en el Parlament para convertirse en el enlace de la Moncloa con Cataluña. Millo, que siempre ha sonado para dirigir el PP catalán, ha optado por orientarse hacia la Moncloa. Ejercerá labores más políticas que la hasta ahora subdelegada del Gobierno, Llanos de Luna, de perfil muy plano y demasiado vinculada a Jorge Fernández, el exministro del Interior y 'bestia negra' del separatismo catalán.
Aprobar los presupuestos
El objetivo inicial de Santamaría consiste en avanzar hacia un acuerdo que facilite la aprobación de los presupuestos. Con el PSOE marchan bien las conversaciones sobre el techo de gasto, algo que afecta a los barones periféricos. El presupuesto es otra cuestión. Santamaría se reunió con Aitor Esteban, portavoz del PNV en las Cortes. Silencio y a seguir trabajando. Fuentes del partido en el País Vasco aseguran que 'las cosas terminarán saliendo'.
El panorama en Cataluña aparece algo más abrupto. nada puede esperarse de una Gobierno atenazado por el chantaje de la CUP y sin más proyecto que la celebración de un referendum imposible. Oriol Junqueras, vicepresidente catalán, líder de ERC y responsable del área económica del Govern, le ha pedido audiencia. Santamaría ha aceptado celebrar el encuentro cuando sea posible.
La vicepresidenta se entiende moderadamente bien con algunos nacionalistas catalanes. Salvo con Artur Mas, "un señor imposible", según fuentes de Moncloa. La estrategia de la responsable territorial pasa por avanzar cuanto antes en los presupuestos y buscar luego la forma de dinamitar los proyectos secesionistas de Convergencia, ahora Partido Demócrata de Cataluña. Cuenta con un equipo de apoyo del Ejecutivo, en especial Cristóbal Montoro, el responsbale de la financiación, muy activo en estas fechas búsqueda de respaldos en las distintas comunidades.
No quiere la vicepresidenta aparecer como una dirigente con la camiseta del PP. De ahí que en sus desplazamientos procure evitar a los dirigentes regionales de su partido. En el caso de Cataluña, despliega pocas relaciones con García Albiol, cuyo futuro es ahora objeto de cábalas.
Sáenz de Santamaría pretende potenciar la presencia del Estado en Cataluña, una vieja canción que hasta ahora apenas se ha logrado concretar, motivo de queja permanente de los dirigentes del PP. "Ahora se les ha ocurrido lo de celebrar alguna sesión del Instituto Cervantes en Barcelona", comenta una fuente del partido, vaya hallazgo. La línea de negociación se va a fundamentar en el plano económico. Como con los vascos. El despliegue de 'la ministra para Cataluña' acaba de ponerse en marcha.
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