La trifulca entre Ciudadanos y el PP por la negativa de la formación naranja a 'ceder' un escaño a los populares para que puedan formar grupo parlamentario propio ha atravesado las puertas de la Cámara catalana para irrumpir en el Congreso de los Diputados. Y en Génova. Y en Moncloa. Y en Twitter. Incluso en Francia. Este jueves, el vespertino 'Le Monde' -que se ha posicionado a favor de la unidad de España ante el desafío independentista y ha sido una de las cabeceras internacionales que más ha criticado la actitud del ex presidente de Cataluña Carles Puigdemont- se hacía eco de la situación "humillante" en la que había quedado el PP en el nuevo ciclo político de la comunidad autónoma.
"Humillado, el PP no ha conseguido que Ciudadanos le 'prestara' un diputado que le permitiera formar grupo parlamentario, que es posible a partir de los cinco diputados. Fuera de un cambio de última hora, con tan sólo cuatro diputados, los conservadores tendrán que quedarse en el grupo mixto... en compañía de los diputados del partido de extrema izquierda anticapitalista, antieuropeo y separatista CUP. Sus peores enemigos en la comunidad", explicaba la corresponsal del diario Sandrine Morel en su última crónica. Al igual que la dirección del PP, el diario de centroizquierda pronostica tensiones: "Ir a parar al grupo mixto no es sólo una cuestión de prestigio, sino de presencia política en comisiones y en espacios de tiempo".
El Mixto: la cuna de Cs
Pero el partido de Rivera continúa sin ceder ante las presiones de las filas populares, que insisten en recordar al líder político catalán que la Mesa de del Congreso de los Diputados cuenta con dos miembros de Ciudadanos gracias a su apoyo. El argumento de Cs para no sucumbir al polémico préstamo -con el que el PPC conseguiría cinco diputados y podría constituir su propio grupo parlamentario- apunta a que el motivo de la solicitud no es otro que económico, puesto que de no tener grupo, tampoco tienen derecho a recibir la subvención de 800.000 euros de 'mailing'. "Los catalanes no tienen por qué pagar algo que no han votado en las urnas", repite hasta la saciedad Arrimadas y compañía.
Además, desde Ciudadanos -que han optado por no entrar al barro ante las críticas del PP, donde un amplio sector considera "mezquino" el comportamiento de la formación naranja- les animan a desempeñar una función "digna" desde el grupo mixto, figura que canaliza las iniciativas de los diputados minoritarios electos que no alcanzan para convertirse en grupo propio o que han sido expulsados de sus partidos. Caer en el grupo mixto no es caer en saco roto para Albert Rivera. Fue su carta de presentación en el Parlament, donde irrumpió por primera vez en 2006 con tan solo tres escaños.
Rivera y Joan Laporta
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía surgió como iniciativa de una quincena de intelectuales opuestos a lo que consideraban una imposición nacionalista en Cataluña y gracias a los resultados de las elecciones de 2006, donde obtuvieron el 3,09% de los sufragios, consiguieron tres escaños por Barcelona.
En los comicios de noviembre de 2010, a los que Cs se presentó debilitado tras el fracaso de su coalición con el grupo de ultraderecha Libertas, obtuvieron el 3,39% de los votos, es decir, pese a atravesar su mayor crisis, lograron mantener el número de escaños. Una nueva coalición de partidos independentistas agrupados bajo el nombre de Solidaritat Catalana per la Independència accedió al Parlament con un total de cuatro escaños y Rivera se vio obligado a compartir grupo mixto con el líder secesionista: Joan Laporta.
Si el PP cae en el mixto podría vivir una situación similar a la de Cs, solo que esta vez, no les espera el expresidente del Fútbol Club Barcelona, sino los candidatos de la CUP. No fue hasta noviembre de 2012, año en el que Artur Mas adelantó las elecciones más de dos años, pues estaban previstas para el 28 de diciembre de 2014, cuando el partido de Albert Rivera logró salir por primera vez del grupo mixto.
El descalabro del PPC
Tres años más tarde, en 2015, el Presidente de la Generalitat anticipó una vez más las elecciones autonómicas con la intención de hacerlas plebiscitarias sobre la independencia de Cataluña, lo que se tradujo en que diversos partidos de corte independentista (CDC, ERC, DC y MES) se agruparon para formar la coalición Junts pel Sí, logrando una mayoría simple de escaños. Cs celebraba convertirse en segunda fuerza política e Inés Arrimadas se erigía como líder de la oposición. Desde el 21-D, aquel partido que entró a formar parte de la escena política catalana en 2006 con tres diputados, se ha convertido en fuerza más votada en Cataluña con un total de 37 escaños, lo que se traduce en que ha aumentado 34 diputados en 11 años.
En este mismo periodo, el PP ha experimentado modestas subidas, una llamativa bajada y, a raíz, de los últimos comicios, un auténtico descalabro. En 2006 los populares lograban 14 escaños, cifra que se vería incrementada hasta los 18 en las elecciones de 2010. En las anticipadas del 2012 sumaban uno más alcanzando los 19, pero en 2015, llegaba el primer patinazo: solo contaba con 11 diputados. La debacle llegó el pasado 21-D cuando solo consiguieron rascar cuatro escaños quedándose sin la oportunidad de formar grupo parlamentario propio. La "digna" labor que se pueda desempeñar del grupo mixto todavía no es asumida por los populares que se resisten a formar parte de lo que consideran un "gallinero" que da alas, más aún, a los independentistas.
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