Lo que se descartó en junio con tantos traumas sí que sirvió en septiembre… pero ya era demasiado tarde. Esa es la sensación que tienen varios dirigentes de Ciudadanos al comprobar que las condiciones planteadas por Albert Rivera para la abstención a Pedro Sánchez –Navarra, Catauña y economía- ya fueron esbozadas por Luis Garicano hace tres meses, en la famosa reunión de la Ejecutiva Nacional tras el electro-shock de la dimisión de Toni Roldán.
Aquel 24 de junio, Roldán presentó su renuncia reclamando un Gobierno de PSOE y Cs gracias a la suma de 180 escaños que tenían en esta legislatura que hoy mismo termina. “España tiene una oportunidad histórica para construir un Gobierno estable y liderar el progreso liberal en Europa en los próximos 20 años”, dijo en su despedida.
A esas palabras se agarra la dirección del partido para argumentar que lo que querían los críticos antes del verano era “un pacto de gobierno con Sánchez y repartirse los sillones del Consejo de Ministros”, según explica una persona cercana a Rivera a Vozpópuli, pero en la reunión de la Ejecutiva naranja en la que se votó el llamado ‘informe Garicano’ no se habló de un Ejecutivo de coalición, según diversas fuentes consultadas por este medio, sino de una abstención que no fuese gratis. Es decir, que estuviese condicionada.
“Es mentira que quisieran entrar en el Gobierno. Lo único que querían era una posibilidad de condicionar la investidura de Sánchez. Las condiciones eran parecidas, mejores que las que ha expuesto Rivera el (pasado) lunes”, señala un miembro de la Ejecutiva naranja poco sospechoso de estar en el bando de los críticos ya que votó en contra de la propuesta de Garicano junto a Rivera y su núcleo duro. Aquel día hubo 4 votos a favor de acercarse a Sánchez, 24 en contra y 3 abstenciones.
“Por un lado estaba Navarra. En aquel momento era posible y ahora se trataba de un disparate. Lo segundo era garantizar la aplicación de la Constitución en Cataluña, más amplio que ahora con el 155. Y lo tercero era garantizar el cumplimiento del déficit y la estabilidad presupuestaria, distinto de lo de no subir impuestos”, resume la citada fuente sobre lo que expuso Garicano en junio y las diferencias que introdujo Rivera la semana pasada, cuando dio la sorpresa con su inesperado giro hacia la abstención para intentar salvar la legislatura.
Es curioso que ahora digan que el objetivo de los críticos era blanquear a Sánchez. En ningún momento se planteó un Gobierno de coalición, sino la abstención"
“Garicano propuso esas tres condiciones y salió que no porque Rivera y Arrimadas se pusieron como panteras. Algunos intentaron evitar la votación porque pensaban que, en el día de la dimisión de Roldán, no era el día para hacer estas cosas. La oportunidad pasó y ahora han cogido una versión de esto y las han planteado cuando iban a empezar las consultas del Rey”, se lamenta este dirigente que, en septiembre, no ha estado al tanto del giro de última hora de Rivera.
“Lo que en junio, julio o agosto hubiera sido una cosa razonable para negociar (con Sánchez) hasta donde fuese posible, ahora era inviable a secas, como se ha demostrado”, concluye esta persona ante la negativa del presidente del Gobierno en funciones a sentarse a negociar la última propuesta de Rivera.
Un "cortafuegos" con Sánchez
Un compañero de la Ejecutiva naranja, que no secundó con su voto a Rivera, coincide con la anterior fuente en que hubo tres puntos o ejes que se debatieron en aquella reunión. “Lo primero fue que Navarra no cayese del lado del PSN y los nacionalistas con la abstención de Bildu, cosa que finalmente ocurrió”, explica a Vozpópuli.
“Luego se habló de la aplicación de la Constitución en Cataluña, la sentencia del procés y que si se producía una petición de indulto por parte de los condenados, no se convirtiera en una realidad. Era negociar con Sánchez la no aplicación del indulto. Rivera ha ampliado ahora, en la cuestión de Cataluña, el estudio de la aplicación del 155”, prosigue.
“Y el tercer punto fue una política económica que tuviera que ver con los parámetros de la Unión Europea, cumpliendo con los criterios de reducción de déficit”. En dicha reunión, cada uno de los críticos planteó “con sus propias palabras” que había que poner un “cortafuegos” con Sánchez y condicionar la labor del nuevo Ejecutivo con una abstención negociada.
Rivera quiso que se votase
“Es curioso que ahora digan que el objetivo de los críticos era blanquear a Sánchez. En ningún momento se planteó un Gobierno de coalición, sino que la abstención a Sánchez, para que no fuera incondicional, tenía tres puntos que se ponían encima de la mesa. Entonces (en junio), había tiempo para negociar estas tres condiciones muy concretas. ¿Cómo? Formando un equipo negociador con Sánchez para ver cómo se articulaba cada cosa”, resume este otro dirigente.
Ambos miembros de la Ejecutiva naranja señalan, asimismo, que los críticos no plantearon que hubiese una votación en ese momento. “El que provoca la votación no es Garicano ni Nart, es el propio Rivera. Cuando escuchó una docena de intervenciones, dijo: ‘Sé perfectamente que esta votación la ganó y por eso vamos a votar’. Consideró que poner sobre la mesa el informe era una propuesta de votación”, señala uno de los dirigentes de Cs.
Un portavoz de Cs negó a Vozpópuli que esos tres puntos fuesen el grueso de la intervención de Garicano en junio e insistió en que el objetivo de los críticos era formar un Ejecutivo de coalición con el PSOE aprovechando los 180 escaños que tenían socialistas y naranjas. Este medio intentó recabar también la opinión de Luis Garicano, pero prefirió mantener silencio y personas allegadas al eurodiputado subrayan que, en la actualidad, apoya sin reservas los pasos dados por Rivera en los últimos meses.
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