La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha superado este sábado la cuestión de confianza, después que la oposición no haya presentado una alternativa de Gobierno, por lo que también han quedado automáticamente aprobados los Presupuestos para 2018, que se publicarán en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB) en los próximos días.
El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha asegurado que la oposición está "fragmentada" y que no ha dialogado para plantear un proyecto alternativo, y ha afeado que el PSC no ha apoyado las cuentas por cálculos electoralistas, después de su salida del Gobierno municipal después de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Ha recordado que las cuentas prevén un gasto corriente de 2.210,5 millones de euros y una inversión total de 482 millones, y también ha destacado que se contempla destinar 50 millones de euros a ejecutar el Plan de Barrios y una inversión de más de 72 millones de euros para construcción de viviendas.
Asimismo, ha dicho que la liquidación del Presupuesto de 2017 sitúa en 1,3 millones el superávit municipal --lejos de los 98 millones de 2016--, y un gasto total de 2.672 millones, y ha defendido que se ha mantenido un grado de ejecución "muy superior" al del resto de España.
Pisarello ha afirmado que el Presupuesto de 2018 cumple los principales objetivos económico-financieros, entre los que se encuentran no tener déficit y mantener una buena liquidez para pagar a los proveedores a los 30 días: "Las ciudades somos las que mejor gestionamos y las que lo hacemos de forma más rigurosa".
El ahorro bruto previsto se ha situado el cierre de 2017 en el 16,6% del Presupuesto, y la deuda se ha mantenido por debajo del 60% de los ingresos corrientes --fijado en el 33%--, y Pisarello también ha señalado que se mantiene la deuda en 835,5 millones, una cifra que el Gobierno municipal no prevé que aumente en 2018.
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