La Comisión Europea se inhibe en las reuniones entre el PSOE y el partido de Carles Puigdemont en Suiza. Bruselas considera que es un "debate entre partidos políticos nacionales" y no tiene nada que decir al respecto: "Por una cuestión de principios, la Comisión no se pronuncia".
Así consta en una respuesta de el comisario de Justicia, Didier Reynders, a preguntas del PP europeo. Las cuestiones eran muy concretas.
Por un lado, quería conocer la opinión de la Comisión sobre negociar con "un prófugo de la justicia en un país no perteneciente a la UE, en una oficina secreta de un país extranjero —y no en el Parlamento nacional— concesiones que van en contra del Estado de Derecho?
El PP pide las actas
Por otro, preguntaba si solicitará al Gobierno de España "las actas reales de las reuniones clandestinas con pactos secretos?" Reynders ha echado un jarro de agua fría, dejando claro que no intervendrá, al menos en esta cuestión.
"Por una cuestión de principios, la Comisión no se pronuncia sobre los debates mantenidos por partidos políticos nacionales, independientemente de la ubicación geográfica o del nivel de transparencia pública. Se consideran asuntos de política interior de los Estados miembros", dice la oficina del comisario de Justicia.
Puigdemont, sin embargo, utiliza este diálogo como uno de los principales reclamos políticos. En el lanzamiento de su candidatura a la presidencia de la Generalitat recordó que su partido ha conseguido "que un primer ministro de un Estado miembro de la Unión Europea haya tenido que ser investido gracias a un acuerdo negociado y firmado fuera de su país". "Es la primera muestra de la excepcionalidad de la etapa que hemos abierto", afirmó.
De hecho, aseguró que intentar acordar un referéndum de autodeterminación con el Gobierno es un objetivo "tan posible como lo era la Ley de Amnistía".
En su opinión, en una sociedad donde se puede cambiar de Dios o de orientación sexual, deberían poder cambiar de nacionalidad quienes sientan que no se les respeta, y más ante una nacionalidad que obliga a tener "una identidad nacional militante", en referencia a la española.
"Respetar el derecho a la autodeterminación no pide ningún esfuerzo ni ningún cambio constitucional; sólo pide voluntad política", afirmó.
La Comisión Europea, encima de la amnistía
Las instituciones europeas siguen casi al minuto la negociación de la ley de amnistía. Pero eso no quiere decir que intervengan en todas y cada una de las cesiones a Sánchez. La negociación en el exterior, con la mediación del diplomático salvadoreño Francisco Galindo -que nadie sabe muy bien lo que hace- fue otro de los acuerdos que Puigdemont arrancó a Sánchez a cambio de su investidura.
Cabe recordar que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, llegó a decir públicamente que la Comisión Europea tenía “cero preocupaciones sobre la ley de amnistía, cero, ninguna”, lo que fue rebatido por la propia Comisión afirmando que tenía preguntas que aclarar.
El comisario Reynders ha enviado preguntas al Gobierno sobre la amnistía. El intercambio de documentación no se ha hecho público de momento.
No es el único rifirrafe entre el Gobierno y la Comisión a cuenta de la amnistía. El portavoz de la presidenta Ursula von der Leyen tuvo que desmentir hace unos meses una información en la que se les atribuía una valoración positiva del borrador de la ley. La Comisión insiste en que esperará a leer y analizar la legislación final que salga de las Cortes antes de emitir su veredicto.
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