De los 350 diputados que cuentan con escaño en el Congreso un total de 61 parlamentarios pertenecen a las ocho circunscripciones andaluzas. Veintitrés son del PP, veinte de Ciudadanos, once de Unidos Podemos y siete de Ciudadanos pero ha sido el habla de María Jesús Montero, que renunció a su escaño en el parlamento andaluz para convertirse en ministra de Hacienda del Gobierno de Sánchez, la política que ha dividido a la Cámara baja a cuenta de los acentos.
"En Andalucía nos preocupa la tasa de paro y no si se critica o no que la ministra diga 'chiqui, mi arma o tesoro'. El PSOE vive del 'quejío' porque le sacan rédito político y no se puede estar constantemente viviendo de eso", considera un diputado andaluz del Partido Popular.
Desde que restase importancia al hipotético ajuste presupuestario si tuvieran que aplicar un objetivo de déficit del 1,3% en lugar del 1,8%, a Montero no le dejan de llover vituperios. La titular de Hacienda fardó la semana pasada en un corrillo formado por periodistas de que "pasarse en un Presupuesto es fácil. Lo he dicho siempre, chiqui, son 1.200 millones, eso es poco", y el vocativo empleado ha sido aprovechado por algunos dirigentes de la oposición para cargar contra su gestión durante el debate en el Congreso del miércoles.
"No se trata de su forma de hablar, que también, porque no estamos en la feria, se trata de su intento de quitarle importancia a 1.200 millones de euros que no son suyos y que según ella, eso lo quitas o lo pones como quieras en una parte del presupuesto. Está acostumbrada a hacer y deshacer como le da la gana porque era lo que hacía en Andalucía", acusan otras fuentes parlamentarias populares.
No se trata de su forma de hablar, que también, porque no estamos en la feria, se trata de su intento de quitarle importancia a 1.200 millones de euros"
De acuerdo a otras fuentes de la Cámara baja "hay muchos diputados andaluces y muy pocos hablan en esos términos. No hay ninguna discriminación a los parlamentarios con acento andaluz, pero Montero trata de confundir a la gente". Y continúan: "Los andaluces, como cualquiera, se adaptan a sus lugares de trabajo y muchos no dirían mi arma ni corazón si estuviesen ocupando un cargo de ministro y mucho menos para hablar de una cuestión tan importante como la presupuestaria".
Sin embargo, Montero dejó clara su posición ante el revuelo creado por el inofensivo "chiqui", una percepción que secundan otros parlamentarios andaluces, en este caso, socialistas. "¿Los diputados andaluces del PP van a seguir jaleando a su fuerza política cada vez que le falta el respeto a nuestra tierra?", preguntó durante su duro enfrentamiento con el diputado 'popular', Juan José Matarí.
PSOE: "¡Ya basta de ridiculizar!"
Y le instó a pronunciarse sobre si su partido "va a seguir ridiculizando el acento de Andalucía cada vez que algún miembro andaluz de la Cámara se dirige a los escaños". "Si siguen con la misma tarea así les seguirá marchando, perdiendo las elecciones en Andalucía", sentenció. "Chiqui, mi arma, tesoro, corazón o cariño son expresiones que llevamos a gala en nuestro diálogo coloquial en Andalucía. Pásese por Andalucía, que a lo mejor aprenden algo", le sugirió al Rafael Hernando, diputado de las Cortes por Almería.
Diputados socialistas procedentes de la misma región que Montero aseguran a este diario que, si bien no se han sentido discriminados por su acento a lo largo de su trayectoria profesional en el Congreso de los diputados, sí consideran que la polémica generada en torno al habla andaluza responde a una estrategia del PP y Ciudadanos para atacar a la ministra. "Quieren ridiculizarla a costa de su acento", afean.
PP y Ciudadanos quieren ridiculizarla a costa de su acento", afean diputados andaluces socialistas
Además, denuncian las declaraciones de la vicesecretaria de Acción Social del PP, Isabel García Tejerina, en las que soltó que en Andalucía "un niño de diez años sabe lo que uno de ocho años en Castilla y León" y la misma Susana Díaz se ha hecho eco de una intervención reciente del politólogo Jorge Verstrynge sobre la formación de los jóvenes andaluces ("Mucho rebujito, mucha cervecita, muchas gambitas, mucha playita...") para exigir que frene la "escalada" de "insultos y tópicos" contra la comunidad que preside.
J. Pedro Marfil, gerente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), el utilizar vocativos informales del tipo chiqui o tío no depende de la procedencia del político en cuestión, sino de la persona. "Algunos dirigentes tienen un habla más cercana que otros. Puede que la ministra se pasara de cercana pero se trataba de un corrillo informal con periodistas y a muchos ministros y diputados les ha pasado", recuerda el consultor de comunicación.
Aunque cree que emplear ese tono para tratar el tema de los presupuestos es "un error" porque resulta "frívolo", destaca que "en el resto de intervenciones, corrillos aparte, el tratamiento empleado por la ministra de Hacienda ha sido formal", señala.
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