Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano, ha reclamado formalmente convertirse en la primera en abrir el fuego de los cambios en el panorama autonómico del PP. Pretende que, una vez celebrado el Congreso Nacional de febrero, sea el de Valencia el siguiente de la lista, es decir, el primero de los regionales. Bonig sustituyó a Alberto Fabra en la presidencia de su formación en la Comunidad Valenciana tras el desastre de las autonómicas de 2015 y pretende ahora revalidar su liderazgo en un congreso abierto y con primarias.
A lo largo de su breve mandato ha tenido que torear con escándalos heredados, como la Gürtel o el ‘pitufeo’ del Ayuntamiento de Valencia, que obligó a Rita Barberá a darse de baja temporal en la militancia de su formación. Pese a todo, los resultados electorales le avalan puesto que tanto el 20-D como el 26-J logró remontadas notables y recuperó buena parte de los apoyos perdidos. Carece de rival alguno en el horizonte, al menos por el momento, y cuenta con el respaldo tanto de Rajoy como de la organización de Génova. Quiere un congreso y lo quiere ya.
No es la única. No puede decirse que todo el PP sea un remanso de paz, al menos en sus agrupaciones periféricas. No viven las convulsiones dramáticas del PSOE o nos duelos a primera sangre de Podemos, pero hay escarceos y disputas en el subsuelo.
Es el caso de Castilla y León, feudo tradicional de los populares, donde el veterano Juan Vicente Herrera perdió a su sucesora natural, Rosa Valdeón, la neta e indiscutible ‘delfín’, ya que tuvo que abandonar hace unos meses el cargo por un grave incidente de tráfico. Herrera lleva al frente de la Comunidad tres lustros y logró renovar el cargo en las últimas autonómicas merced al gesto de Ciudadanos. Su idea era ceder los trastos del partido a Valdeón, su vicepresidenta en la Junta. Frustrada esta iniciativa, se ha abierto una pugna intestina con un final rebosante de incógnitas. Varios nombres hay en danza, desde Carlos Fernández Carriedo, consejero de Empleo y hombre de confianza del presidente, o Alfonso Fernández Mañueco, secretario general y el favorito del aparato de Génova. También se menciona la posibilidad de una tercera opción: que Fernando Maíllo presidente del PP Zamora y actual vicesecretario general del PP, dé un paso al frente en la región para evitar trifulcas internas. Compaginaría sus responsabilidades nacionales, que son numerosas y de enorme relevancia, con la dirección regional.
El estanque dorado de Madrid
Madrid es un estanque dorado en el que la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, lidera una gestora, formada tras la accidentada renuncia de Esperanza Aguirre, que cesará en sus funciones tras la celebración del congreso. Cifuentes siempre se ha mostrado partidaria de la celebración de primarias y de abrir la participación de la militancia. Quizás este futuro congreso madrileño sirva como pauta o ejemplo a seguir para otras organizaciones en las distintas comunidades. En cualquier caso, Cifuentes no tiene ahora mismo rival alguno a la vista.
En Asturias puede haber ciertos problemas ya que el liderazgo de Mercedes Fernández no goza de las simpatías de algunos dirigentes nacionales. Hay quien aventura que emerja algo más que un pulso en la disputa por la cúpula.
En Murcia ya hay también ambiente precongresual, con prisas y algunas reclamaciones. Pedro Antonio Sánchez, presidente de la Región y actual secretario general, aspira a suceder a Ramón Luis Varcárcel, quien ejerce ahora de eurodiputado en Bruselas. En el entorno de Sánchez se han vivido recientemente algunos episodios relacionados con el “caso Púnica”, lo que podría acarrearle algún tipo de contratiempos en sus aspiraciones. Su actitud ante el Congreso Nacional es abierta y renovadora y se suma a las demandas de Cifuentes y Bonig de exigir la participación directa en la elección de los cargos orgánicos y de los candidatos.
En Cataluña sigue dirigiendo los mandos, siquiera simbólicamente, Alicia Sánchez-Camacho, ocupada sin embargo en sus labores de número dos de la Mesa del Congreso. Xavier García-Albiol, exalcalde de Badalona, ejerce de coordinador general de un partido que lucha por sobrevivir en esa complicada Comunidad frente a Ciudadanos, su más directo rival. Albiol estaba estos días en las quinielas para sustituir a Miguel Cardenal al frente de la secretaria de Estado del Deporte. En Génova cuenta con apoyos y detractores, e incluso circuló en su día la especie de que se le buscaba un sustituto. Aparecen nombres como Enric Millo, diputado combativo y laborioso, y algunos otros que anhelan el cargo. Albiol es frecuentador de las tertulias televisivas madrileñas y perdió la alcaldía de Badalona, tras un extraño maridaje a cinco entre fuerzas políticas de todos los colores.
La carrera por los movimientos sucesorios en las agrupaciones regionales y provinciales del PP acaba de empezar. En algunos puntos se palpa un ambiente de inaudita ebullición, discretos pulsos y algunas mal disimuladas tensiones. Demasiado tiempo con el punto muerto y el freno echado a la espera del banderazo de salida.
Dolores Cospedal, que mantiene el cargo de secretaria general de la formación, sigue con interés este proceso, en el que los vicesecretarios Maíllo y Arenas se van a involucrar en forma decidida, para evitar sobresaltos y atajar cualquier conato de enfrentamiento interno fuera de control. Serán inevitables las refriegas y los choques internos, reconocen en fuentes de Génova. “Pero se vivirá también un ejercicio abierto de democracia interna, algo de lo que el PP está muy necesitado”, concluyen estas fuentes.
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