Hace un año se puso en marcha Convergents, un partido fundado por el exconseller de Justicia Germà Gordó y que ya reúne a medio centenar de afiliados, la gran mayoría de ellos antiguos militantes de la extinta Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) que huyeron de la quema tras la deriva independentista impulsada por primero por Artur Mas y luego por Carles Puigdemont.
Para las elecciones generales del 28-A han presentado candidaturas en tres de las cuatro provincias catalanas y en un total de 61 municipios de cara a los comicios del 26-M. En algunas localidades irán de la mano de Lliures y Units per Avançar, dos formaciones herederas de CIU que ahora orbitan alrededor de Ciudadanos y el PSC, respectivamente.
Silvia Requena es la candidata de Convergents por la provincia de Barcelona después de una larga trayectoria política bajo el pujolismo, “una obra perfectamente rescatable si se pone al día con caras nuevas y deja atrás las etapas oscuras” de su fundador, según explica en una entrevista con Vozpópuli. Su último cargo en el Govern de Puigdemont fue el de directora del Instituto Catalán de la Mujer.
En su condición de secretaria de Organización de Convergents, Requena está intentando que los desencantados del PDeCAT se sumen a este proyecto que busca abarcar “el centro moderado catalán”, un nicho en el que hay cerca de 300.000 simpatizantes moderados de CiU que no comulgan con la deriva secesionista y que se encuentran en mitad de dos bloques.
A un lado, los de “la excepcionalidad política del 155” que defienden partidos como el PP o Ciudadanos. Y en el otro extremo, los del “unilateralismo”, cuyos impulsores “se han vuelto locos al querer hacer sus guisos como quieren y a su manera”.
A por Pascal y Xuclà
En esa campaña de captación, Requena ha contactado con Marta Pascal y Jordi Xuclà, dos de los dirigentes del PDeCAT que han sido purgados de las nuevas listas electorales. Por el momento, ambos quieren acabar sus etapas de parlamentarios -están en las Diputaciones Permanentes del Congreso y del Senado- y luego “ya verán” de cara a las futuras elecciones autonómicas en Cataluña, para las que no hay fecha aunque se intuye que será pronto ante la fragilidad parlamentaria del Govern de Quim Torra.
Convergents propone volver de nuevo al Estatut con un pacto “interno” entre las formaciones catalanas y luego pedir a Madrid mayores cuotas de autogobierno. Esta solución, “que no es cortoplacista y requiere mirar más a medio y largo plazo”, pasaría por un concierto económico para Cataluña y mejorar instituciones como el Senado.
"El Parlament catalán no trabaja, es un circo, sirve para insultarse y no mirarse a la cara
Todo ello sin modificar ni una coma de la Carta Magna. “Se tiene que hacer sólo desarrollándola. Hay títulos enteros de la Constitución que no se han puesto nunca en práctica”, indica Requena.
Esta formación catalana es muy crítica con “los que se inventaron el derecho a decidir”, alejando a CDC de sus esencias, cuando en el pasado era “una fuerza responsable que buscaba la gobernabilidad de las instituciones”. Una situación muy alejada de la actual: “El Parlament catalán no trabaja, es un circo, sirve para insultarse y no mirarse a la cara. No se aprueba ni una sola ley y esto no puede ser. También hay un Gobierno de la República en Waterloo que lo único que hace es contaminar el ambiente”, resume la número dos de Convergents.
En Cataluña hay ahora un “secuestro emocional de la gente de bien” con leyes como las de desconexión -de septiembre de 2017- “que no tienen ningún sentido” y la prolongada prisión preventiva, a juicio de Requena, de los presos catalanes que están siendo juzgados en el Supremo.
Amnistía mejor que indultos
Desde Convergents se valora positivamente la marcha del juicio -el juez Marchena está siendo un “buen director”-, pero se plantea si las imputaciones por delitos tan graves son las correctas. “El que ha pasado algo, no lo niega nadie. Otra cosa es si encajan los hechos con lo que ha sucedido. Las prisiones preventivas son excepcionales y lo que antes se veía como un riesgo de fuga o de destrucción de pruebas, ahora se alarga. Esto también forma parte del secuestro emocional que retroalimenta el conflicto”, advierte.
En este sentido, la formación de Gordó cree que los indultos no llevan a ninguna parte, al dejar una sociedad dividida "entre vencedores y vencidos". Y apuesta porque el próximo Gobierno apruebe una amnistía por los delitos más graves, los de rebelión y sedición, en un plazo muy concreto. Requena propone los años 2016 y 2017, que es cuando el independentismo se saltó la ley.
“Lo mejor es que esa amnistía política fuese entre la finalización del juicio y la sentencia. No alteraría para nada el resultado del juicio, pero podría relajar los tipos penales. Además, con la amnistía, a diferencia del indulto, no necesitas de una sentencia”, argumenta la dirigente de Convergents. Si se diese esta premisa, el Supremo sólo podría condenar a los procesados por desobediencia e inhabilitación para cargos públicos.
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