El 13 de marzo, antes de que se decretara el estado de confinamiento en India, un grupo musulmán organizó en Delhi un evento multitudinario.
Han transcurrido siete semanas de aquello. El vasto país asiático cuenta con más de 35.000 casos de contagio por covid-19 y apenas supera el millar de fallecidos, según las últimas cifras oficiales. El seminario se ha convertido en el foco mediático.
Los discursos de odio, boicots y linchamientos a musulmanes se han convertido en una constante durante la pandemia. Algunos intelectuales han llegado a comprar la situación con la Alemania nazi y han usado la palabra genocidio. Los memes contra este colectivo corren como la pólvora en las redes sociales.
El acto fue celebrado por el grupo musulmán sunní Tablighi Jamaat a partir del día 13 de marzo en la mezquita Nizamuddin markaz, en Nueva Delhi. La reunión congregó a varios miles de asistentes de todo el territorio indio y de otros países asiáticos, lo que habría favorecido la expansión del virus por todo el subcontinente.
El evento comenzó casi dos semanas antes de que se decretara el confinamiento, por lo que las autoridades de la ciudad permitieron la congregación. Días más tarde se prohibieron en Delhi las concentraciones de más de 50 personas, pero el seminario no se paralizó hasta que el gobierno federal de India decretó el confinamiento de todo el país.
La denuncia de la policía
Los organizadores aseguran haber seguido todas las directrices y alegan que algunos asistentes permanecieron en el recinto porque los medios de transportes estaban paralizados. La Policía, sin embargo, sostiene que ignoraron las advertencias y ha denunciado a los organizadores. Algunos líderes musulmanes e, incluso, varios de los asistentes han reconocido que en un principio fueron imprudentes y no tomaron las medidas necesarias.
El gobierno indio, cuyo primer ministro es Narendra Modi, del partido nacionalista hindú BJP, ha insistido en que el principal causante de la covid-19 en India ha sido este evento multitudinario. El Ministerio de Salud ha sido muy insistente en señalar el acto como detonante en el incremento de los casos de contagio y ha ofrecido cifras que no dejan lugar a dudas.
La congregación en Nizamuddin markaz no ha sido la única concentración que ha habido durante esas fechas, pero sí ha sido la única monitorizada: decenas de miles de asistentes y aquellos en contacto con ellos han sido testados y puestos en cuarentena. Esto ha permitido un seguimiento mediático de la expansión progresiva del virus desde el evento hasta el resto del país.
El grupo de investigación ISRC (Indian Scientists Response to covid-19) explica que no existen evidencias para sostener que este evento haya sido el principal culpable. Según explican, los datos no son fiables porque la mayoría de test llevados a cabo en India han sido realizados solo a estos miembros, de manera que las estadísticas estarían inevitablemente sesgadas.
La opinión pública, alineada con las declaraciones del gobierno
La versión del gobierno está muy extendida entre la opinión pública. Pallavi, de 39 años y afincada en el estado de Kerala, declara: "El gobierno está haciendo un trabajo fantástico, mucho mejor que otros países. Han reaccionado muy rápido y han monitorizado todos los casos. Si no fuera por el evento en la mezquita de Delhi, no tendríamos coronavirus en India".
Ranjit, de 26 años y residente en el Himachal Pradesh, afirma: "El Corona se ha extendido por todo India, ha sido por la reunión de musulmanes en Delhi. Pero no hay que preocuparse, el primer ministro tiene todo controlado. Es muy buena persona y nos está protegiendo".
La mayoría de testimonios recogidos vinculan la buena gestión del gobierno con el evento en Nueva Delhi como el único responsable de la expansión del virus en India. En este sentido, de acuerdo al sondeo Neta App Survey Today, el 71% de los indios están satisfechos con la gestión de la epidemia realizada por el gobierno.
'Corona-jihad' y terrorismo: el relato que dispara la islamofobia
Otros miembros del partido gobernante también han declarado que el evento sería parte de una conspiración musulmana en la que el virus se ha propagado por los asistentes de forma intencionada, en lo que han bautizado como 'Corona-terrorismo'.
Políticos del partido gobernante BJP han asegurado que los asistentes de la congregación estaban cometiendo un "crimen talibán" o que son "bombas humanas". Raj Thackeray, del partido ultra nacionalista MNS, declaró que los responsables deberían ser disparados sin trato previo alguno.
En esta línea, algunos medios muy importantes en India como Zee News, ABP News, Times Now o Sudarshan News han realizado controvertidos titulares y declaraciones en relación con este evento: "Salvar al mundo del Corona-Jihad", "Están poniendo nuestras vidas en peligro en nombre de la religión" o "Debemos prohibir el talibanismo".
Estas declaraciones se han visto amplificadas por numerosas fake news. Media Scanner, una plataforma para detectar bulos, ha compilado al menos 69 vídeos falsos y 28 ataques cibernéticos contra musulmanes.
Asimismo, el laboratorio digital Voyager Infosec ha identificado 30.000 vídeos cortos que formarían una campaña de desinformación dirigida a que los musulmanes no cumplan las medidas de contención y confinamiento.
Violencia verbal y física, las consecuencias de los discursos de odio
En este caldo de cultivo se ha extendido este relato según el cual el virus ha sido propagado deliberadamente como un arma terrorista islámica para atacar al pueblo hindú. En Twitter han abundado los hashtags como #CoronaJihad, #CoronaTerrorism, #CoronaBombsTablighi, #NizamuddinIdiots o #Covid-786 (un número con significado religioso para los musulmanes).
Asimismo, han proliferado memes que inciden en este vínculo entre musulmanes, terrorismo y coronavirus. En uno de ellos se puede ver terroristas musulmanes con virus en lugar de bombas. En otro se sugiere un complot entre China y el evento de Tablighi Jamaat para acabar con India.
El boicot a los comercios musulmanes ha sucedido en varios estados de India y en algunos barrios han aparecido carteles prohibiendo la entrada a musulmanes. Aparentemente, han circulado audios en WhatsApp alertando de que algunos productos provenientes de musulmanes contendrían el virus.
También han sido frecuentes los ataques verbales a musulmanes que realizaban tareas de voluntariado para repartir alimento a los más desfavorecidos y afectados por el confinamiento. Según relatan numerosos medios de la prensa india e internacional, estos voluntarios han sido increpados, agredidos físicamente y se les ha impedido continuar su labor al grito de "terroristas".
Acusados de infectar el agua y escupir a la comida
En esta línea, otros han sido acusados de escupir a la comida o de infectar el agua. La discriminación y exclusión han afectado también a los servicios sanitarios. Un hospital en el estado de Uttar Pradesh ha declarado que solo aceptaría pacientes musulmanes en caso de que demostraran no estar contagiados por la covid-19.
Los casos más graves han sido agresiones violentas contra asistentes de la propia reunión de Nueva Delhi, contra otros musulmanes sin ningún motivo concreto o contra mezquitas.
Se han reportado noticias de ataques en los cuales varias personas armadas con palos de criquet o similares linchaban a musulmanes inocentes. Algunos de éstos están grabados y disponibles en Youtube, donde los agresores increpan a las víctimas y les preguntan por sus actos, convencidos que están atacando a terroristas.
Reacciones ante la violencia y denuncia de actitud genocida
Ante esta situación, la Organización de Cooperación Islámica -la segunda organización intergubernamental más grande del mundo- ha emitido un comunicado el pasado 19 de abril en el que expresa su preocupación por la situación y urge a tomar medidas. Horas más tarde, el Primer Ministro Modi ha escrito un tweet en el que sostiene que el virus no entiende de raza, religión o casta, y la necesidad de priorizar la unidad.
Algunas voces se han elevado ante esta situación y señalan al gobierno de Modi como responsable. Es el caso Zafarul Islam Khan, jefe de la Comisión de Minorías de Delhi, para quien culpabilizar a los musulmanes forma parte de un "destierro sistemático institucionalizado por el gobierno nacionalista". Otros líderes políticos como Omar Abdullah han hablado de "escusas para denigrar a los musulmanes".
La reacción más polémica ha sido la de la reconocida escritora y activista india Arundhaty Ray, quien ha alegado recientemente que la situación se acerca a lo genocida y que la táctica de criminalización, demonización y deshumanización de los musulmanes guarda similitudes con los judíos en la Alemania nazi.
Sin embargo, las acusaciones sobre la islamofobia del gobierno parecen reservadas a unos pocos activistas e intelectuales. Los entrevistados se muestran completamente ajenos a estos debates.
Anil tiene 29 años y reside en Delhi. Niega que exista polémica y se muestra extrañado ante la pregunta: "¿Discriminados? No, no… has debido de informarte mal. Algunos musulmanes no quieren acatar las normas de confinamiento porque piensan que el virus es un castigo de Dios, por eso está habiendo algunos problemas, pero nada más".
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