"En la guerra al virus, jamás nos doblegaremos, resistiremos, venceremos", decía Pedro Sánchez el pasado 17 de marzo. La retórica bélica se ha impuesto en la crisis del coronavirus. Y no sólo porque el Ejecutivo haya tenido que desplegar a los militares en las calles. Gobernantes como el francés Emmanuel Macron han adoptado el mismo lenguaje de guerra contra la pandemia, como antes hicieron otros líderes ante fenómenos como el terrorismo.
De cómo se cuente el devenir de los acontecimientos dependen los resultados políticos inmediatos y futuros de quienes toman las riendas en la gestión de una crisis en la que el riesgo, el miedo y la incertidumbre son actores principales. Las palabras consiguen modular ahora una realidad excepcional en la que la libertad de empresa y de circulación han sido limitadas para detener los contagios y evitar la saturación de los servicios sanitarios.
Según la teoría del fraiming -encuadre-, la clave para el político reside en saber situar correctamente el marco para modular las corrientes de opinión pública en favor de sus propios objetivos. Y para ello, el uso de metáforas capaces de aglutinar ideas en la mente de los electores es básico. Aunque hay diferentes formas de hacerlo.
Si algo se le ha dado bien a Podemos desde sus inicios es precisamente crear marcos mentales para interpretar la realidad de acuerdo a su proyecto. Nacidos al calor de las consecuencias de la anterior crisis económica y de las reivindicaciones del 15-M, lograron sustituir conceptos como 'élite' por 'casta' o 'el pueblo' por 'la gente. Las consecuencias del coronavirus puede devolver las condiciones de necesidad y el caldo de cultivo que hicieron emerger a los morados. Si cabe, con mayor intensidad. Su razón de ser.
Mientras Sánchez vendía hace dos semanas las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros como "un plan de choque sin precedentes", el vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, ha consegido ya instalar un nuevo concepto capaz de aglutinar en sólo dos palabras a todo el paquete de medidas que va sacando adelante el Gobierno; el denominado 'escudo social'.
La metáfora conecta directamente a nivel mental con la idea de protección frente a una agresión. Aunque mientras la lucha por doblegar la famosa curva sigue adelante, Podemos comienza a desplazar el eje del enemigo a combatir. Del virus letal, a los previsibles despidos que acometerán los empresarios o los desahucios de aquellas familias que no puedan pagar sus rentas por haberse quedado sin empleo.
Los morados tratan de capitanear la respuesta del Estado a la crisis que se avecina. De momento, se ha decretado la prohibición de desahucios por alquiler durante seis meses posteriores al levantamiento del estado de alarma y se ha aprobado la posibilidad de otorgar créditos sin intereses para inquilinos; subsido extraordinario de 440 euros para parados por extinción de contratos temporales, una prestación para trabajadoras del hogar; una moratoria de pago de créditos al consumo para las personas consideradas en vulnerabilidad económica durante tres meses, si bien este plazo es ampliable.
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