El rumbo hacia la investidura de Mariano Rajoy apenas se ha visto alterado por el ‘correazo’ judicial de la Gürtel. El líder del la trama de corrupción que deambulaba con soltura por los despachos de Génova apenas ha rozado en sus acusaciones a la actual dirección el partido. Rajoy queda a buen recaudo, Dolores Cospedal ni aparece. Actuales ministros en funciones no figuran.
En Génova se apresuraron el jueves ha poner tierra y años de por medio. Los turbios manejos de la Gürtel ocurieron en la prehistoria del PP. Ninguno de los encausados está ya en el partido, declaraba Dolores Cospedal. Todo el peso de aquella podredumbre se sitúa en los tiempos de Aznar. Así lo explicaba el argumentario distribuido desde Génova entre sus altos cargos y directivos para predicar ante micrófonos y simpatizantes. Se ha hecho limpieza, se ha reaccionado contra la corrupción, es la cantinela oficial de los populares. “Aquello ocurrió en los años 90”, subrayó Saénz de Santamaría, antes de recordar que están a la espera de las decisiones que adopten los tribunales.
Relajación y tranquilidad
Del temor inicial en Génova se pasó a un mal disimulado alivio. En la cúpula del PP se han relajado los gestos y hasta los ánimos. Correa habla de lo ya sabido. Bárcenas era su socio, y los nombres señalados suenan a pasado, a rancio, a alcanfor: Jesús Merino, López Viejo, Jesús Sepúlveda, Guillermo Ortega. Enanitos con cargos municipales sin peso en los despachos principales de la formación. Nada que afecte al momento actual de las negociaciones para conseguir la investidura de Rajoy.
En el PSOE se mira hacia otro lado. Pasan de puntillas por un territorio, el de la corrupción, que, hasta hace nada, era el único en el que se movían. “No hay nada nuevo, todo esto ya lo conocíamos”, declaró el viernes Javier Fernández, responsable de la Gestora socialista encargada de domeñar los ánimos más refractarios a permitir la reelección del actual presidente en funciones.
El nuevo espíritu de colaboración que se respira entre el PP y el nuevo ‘PSOE’ evidencia que el paso de un Correa prepotente, soberbio y sobrado, por la sede judicial, apenas ha hecho mella en el proceso de negociación en trance rumbo al desbloqueo institucional. “Los promotores del ‘no’ se están moviendo de cara al Comité Federal, pero no hay riesgo de sorpresas’, comentan los socialistas. En Moncloa también se respira cierta tranquilidad. “Susana Díaz está en clave mujer de Estado, decidida a arrollar a quienes se opongan a la abstención”, mencionan estas fuentes. “Muchos de los gallitos que ahora se reclaman pedristas y fervientes defensores del no-es-no, aflojarán llegado el momento de la verdad”, afirman.
En los cuarteles de la Junta de Andalucía se pisa firme y presionan a los tibios. Quizás el PSC, sumido en una crisis sin precedentes y en proceso de jibarización, mantenga su posición disidente. Los socialistas catalanes han perdido dos terceras partes de su representación parlamentaria en los últimos tiempos. Díaz se muestra tranquila y convencida de que, finalmente, la defenestración de Sánchez no ha sido en vano. Habrá heridos y alguna víctima, pero “no se harán prisioneros”, comenta uno de sus lugartenientes. Quien se oponga a la decisión del Comité Federal terminará en el ostracismo o en la calle, según estas versiones.
El ‘correazo’, menos dañino de lo temido, no va a alterar el rumbo hacia la votación de la investidura
Javier Fernández, el líder de la Gestora, deambula algo más apesadumbrado. Le toca a él lidiar con los díscolos, hablar con los disidentes, recibir las quejas de los responsables locales, los que palpan el descontento de las bases, las críticas de la militancia. “Sánchez centró su discurso en el 'no' a Rajoy. Derribar este bucle lleva tiempo. En eso estamos. Y se conseguirá”, añaden.
El presidente en funciones ha llenado a rebosar su agenda esta semana. Comité de Dirección, Fiesta Nacional. Visita de la primera ministra británica, encuentro con el secretario de Estado del Vaticano. La semana anterior tuvieron que improvisarle una visita a Zaragoza para evitar la imagen de un presidente encerrado en Moncloa, cruzado de brazos y mirando al tendido, mientras en el PSOE se apuñalaban para sacarle adelante su reelección. Ahora se ha reactivado, más tranquilo tras escuchar la deposición de Correa ante el Tribunal.
Rajoy y Susana Díaz se entienden, comparten estrategia. Hasta se saludaron en la recepción en Palacio del día de la Fiesta Nacional. Sus equipos respectivos conversan estos días intensamente. El diálogo de 'los Hernandos’, Rafael y Antonio, portavoces parlamentarios de ambos partidos, es fluido y casi estrecho. Hablan de la investidura y de la futura acción de Gobierno. Techo de déficit, presupuestos. También se analiza el episodio Correa y el lío de la Gürtel. El nuevo equipo del PSOE ha puesto sordina sobre este asunto. El ‘correazo’, menos ruidoso de lo esperado, menos dañino de lo temido, no va a alterar el rumbo hacia el 29 de octubre, la fecha inicialmente prevista para la votación decisiva de la investidura.
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