Los gestos en política son casi palabras. Así lo han interpretado los militantes del PP asistentes a la fiesta del Dos de Mayo que se ha celebrado en la Casa de Correos, sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
En la primera relación de asistentes que facilitó la Comunidad de Madrid aparecía como única representante del Gobierno la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. En la fiesta estaba otra ministra, María Dolores de Cospedal, titular de Defensa y secretaria general del PP que se apuntó a última hora.
La primera en llegar a la Puerta del Sol fue María Dolores Cospedal que acudió al despacho del presidente en funciones Ángel Garrido con quien estuvo hablando durante unos momentos. Ambos recibieron a la vicepresidenta.
Los populares han interpretado este aterrizaje de última hora como un intento de Cospedal de apoyar a Ángel Garrido para que se quede como presidente. Esta postura estaría en contra de las tesis de los que quieren sangre en el PP de Madrid y no quieren ni oír hablar de la mano derecha de Cristina Cifuentes.
Ángel Garrido dijo ayer en una entrevista a Telemadrid que “haber sido leal a una persona como Cristina Cifuentes no te incapacita sino te refuerza para trabajar con otra persona y otro proyecto”.
Es decir, a pesar de las humillaciones que la Nacional ha sometido al actual presidente en funciones, Garrido está dispuesto a seguir en la Puerta del Sol de jefe o de ‘segundo’.
En el PP de Madrid, presente en pleno en Sol, así se interpreta la presencia de la ministra de Defensa. Los cargos populares de Madrid se entienden con Cospedal y tienen dificultades con Soraya, que tampoco hizo nada por dejarse querer. Se fue como si quisiera continuar de puente nada más terminar el acto oficial.
En público, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, no han cruzado la mirada y se mostraron frías y distantes
Si es, como se dice, la candidata al Ayuntamiento, debería saber que los que van a acompañarla durante los próximos meses son los actuales concejales o los distinguidos militantes presentes en Sol y no funcionarios o empleados del partido porque no los hay.
En público, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, no se cruzaron la mirada y se mostraron frías y distantes. Los populares presentes estaban atentos a cualquier gesto y no les gustó lo que vieron.
Mientras, otros eran felices. Había cola para hacerse una foto con Pablo Casado valor al alza y posiblemente comisario político de Mariano Rajoy para aterrizar en el PP de Madrid, que ya conoce hace años, para intentar poner algo de orden en un partido destrozado por varios presidentes de la Comunidad desfenestrados.
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