Alberto Núñez Feijóo está en un atolladero. Un barrizal político y mental que, para muchos, marcará parte de su destino al frente del PP. Renovar o no el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) cinco años y medio después de que su mandato caducara –algo que desde 1985 se había hecho, si bien siempre con fricciones, con normalidad constitucional– se ha convertido en mucho más que un asunto de Estado. Porque la Comisión Europea, árbitro en la negociación entre PSOE y PP, apremia. Y también el propio Tribunal Supremo, cuya Sala de Gobierno pidió este lunes a través de un comunicado "responsabilidad" a ambos partidos para alcanzar "sin más demora" un "remedio imprescindible" para renovar el órgano de gobierno de los jueces.
El documento, mientras, está prácticamente cerrado, escrito, listo para mandar a la impresora. Feijóo tiene la voluntad de firmarlo. Desde hace días, toda la cúpula del partido muestra una posición posibilista inédita desde octubre de 2022. Génova prepara el terreno. "Estamos seguros de que gustará en el PP, en el caso de que lo haya", aseguran desde el entorno del político gallego en conversación con Vozpópuli. "Ningún acuerdo gustará a Vox", asumen la derivada de un partido que tratará de sacar tajada política del "reparto de jueces con Sánchez", como dijo este lunes José Antonio Fúster, su portavoz nacional.
Pero Génova no sólo mira a su derecha. O, al menos, no sólo a su derecha fuera del partido. "No podemos fallar. Nos va la democracia en ello", elevó la presión sobre Feijóo la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el pasado miércoles. "Hasta que no consigamos que sean los jueces los que elijan a los jueces, creo que no hay que entrar en una renovación del CGPJ. Por una sencilla razón: porque Sánchez lo único que busca con el CGPJ es dar otro golpe a la democracia", dijo hace dos viernes el presidente aragonés, Jorge Azcón, un dirigente en auge dentro de la formación, moderado, pero inamovible en su posición sobre esta cuestión. Lo cierto es que otros barones sí se muestran proclives a materializar el acuerdo de una vez por todas. Eso sí, ninguno en público.
No obstante, la posible inmediatez del pacto –"inminente es mucho decir, hay agua en la piscina, aunque ya ha habido agua muchas veces", aseguran fuentes de Ferraz consultadas por este periódico– ha soliviantado internamente en las últimas horas a diputados, senadores y cargos provinciales contrarios a un acuerdo que no establezca ya la independencia judicial. Una derivada con la que contaba, y cuenta, la dirección nacional del PP. "Voladura controlada" es uno de los conceptos comunes que afloran al charlar sobre el tema con miembros del partido.
"Sánchez les va a timar como hizo con el Constitucional", desconfía un diputado con trienios. "Dicen que [hacerlo] así es una voladura controlada. Al final Sánchez va a hacer lo que quiera, porque la diferencia es que no tiene ni palabra ni escrúpulos y siempre juega con ventaja. Va a ser el dueño de todo", añade. Para otro, que trata de empatizar con el "papelón" de Feijóo y la "presión" que tiene que "soportar", se acuerde lo que se acuerde, será "imposible saber si Sánchez cumplirá su palabra". ¿Y cómo están los chats internos del partido, los grupos de WhatsApp donde, en cualquier empresa, se pone a parir al jefe? "Para los militantes y cargos esto no es muy comprensible", asegura alguien presente en decenas de chats del PP.
¿Cuál es el pacto?
Es la gran pregunta. ¿Cuáles son los términos? ¿Quién presidiría el CGPJ? ¿Habría un empate 10/10 entre vocales conservadores y progresistas? ¿Sería de seis meses el plazo para que el nuevo Consejo pacte un nuevo sistema de elección que, entonces sí, incremente la independencia en el método de elección del CGPJ, el famoso que-los-jueces-elijan-a-los-jueces bandera para el PP? ¿Haría falta una mayoría cualificada de 13 sobre 20 (consenso entre ambos bandos) para alcanzar dicho acuerdo? ¿Hay algo que se nos escapa?
Ésta, contestada con un "efectivamente", es la única pregunta con respuesta en Génova. "Nuestra voluntad es la de llegar a un acuerdo y a un entendimiento que renueve el Consejo General del Poder Judicial y que garantice también, a través de las reformas pertinentes, que los jueces sean elegidos por los jueces", dijo Borja Sémper, portavoz popular, este lunes en rueda de prensa.
Desde el entorno de Feijóo consideran "hasta ofensivo" la posibilidad de que el PP le dé algo al PSOE "a cambio de nada". Uno de sus hombres de máxima confianza, el vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, es el interlocutor con la trinchera capitaneada por Félix Bolaños, el tedax del presidente del Gobierno. Sólo "cuatro o cinco personas" de su confianza saben el minuto a minuto de la negociación. Los términos están guardados bajo llave en alguna carpeta de algún ordenador de Ferraz/Moncloa y Génova.
"Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo", es la frase de John Fitzgerald Kennedy tantas veces empleada por los speechwritters de Feijóo para referirse a Sánchez. El aforismo de lógica escalonada parece que ha calado en el líder de la oposición; no por mentir, sino por la imposibilidad de estirar el chicle de la renovación del CGPJ todo el tiempo.
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