Dolores de Cospedal es el centro de todas las miradas, intereses, ambiciones y envidias en el PP. Coinciden varios ejes informativos y políticos en su persona. La comparecencia en el Congreso por el drama del Yak-42, el juicio de Bárcenas, el extesoero que hoy declara, y la pugna interna por su puesto en el vértice del partido. Muchos frentes peligrosos y que requieren solución urgente.
La continuidad o no de Cospedal al frente de la Secretaría General del PP decidirá de forma drástica la nueva estructura de la cúpula del partido. Crece la idea de que la gestión de Cospedal del 'caso Yak', con sesión este lunes en el Congreso, ha reforzado a la secretaria general para continuar compatibilizando los cargos que ahora ocupa. Rajoy apenas ha efectuado ambiguas declaraciones sobre este particular por lo que aumentan las especulaciones según se acerca la fecha de celebración del Congreso Nacional.
La teoría más extendida entre los dirigentes del partido es que Cospedal, cuyos equipos llevan a cabo una intensa actividad mediática, seguirá en la secretaria general con un papel simbólico u ornamental. Rajoy rescataría la figura de coordinador general que en su día ejerció Ángel Acebes y se la encomendaría a Fernando Martínez Maíllo, actual vicesecretario de Organización y responsable máximo del día a día del funcionamiento de la formación conservadora. Lo que acarrearía más cambios en el vértice de la dirección. Una mujer ocuparía el hueco que dejaría Maíllo, y así reforzaría la escasa cuota femenina en el Comité de Dirección, en el que sólo están presentes Cospedal y Andrea Levy.
De esta forma, la dirección nacional resultaría reforzada al menos en efectivos. Dolores Cospedal se mantendría en el cargo de secretaria general sin apenas funciones y podría dedicarse en forma intensiva a su ministerio, ahora sacudido por vendavales del pasado. De cuadrar esta fórmula, sobre la que sólo Rajoy tiene la respuesta, sí parece decidido que Cospedal deje la presidencia del PP de Castilla-la Mancha. Compatibilizar dos cargos de relevancia parece excesivo pero hacerlo con tres puede resultar inconveniente para la imagen del 'nuevo PP' que ahora se trata de transmitir.
La silla de la secretaría general es sin duda la más ambicionada de cara al Congreso Nacional del PP, que se celebra el mes próximo. Cospedal, su actual ocupante, pretende seguir. Barones con peso en el partido, como Núñez Feijóo, no comparten este criterio. Consideran imposible compaginar las altas responsabilidades en el PP con una cartera ministerial de relevancia de Estado como es Defensa. La resurrección del drama del Yak-42 ha reavivado la polémica. Llueven parabienes hacia la gestión de la ministra y también advertencias de los efectos negativos para el partido.
Pugnas internas por el dorado sillón
Surgen, de este modo, las pugnas por desplazarle del alto mando en Génova. Y aparecen candidatos claros. Fernando Rodríguez Maíllo es la apuesta más fuerte en la quinielas. Desde hace año y medio lleva el día a día de la sala de máquinas de la formación y goza de la total confianza de Rajoy. Alfonso Alonso, exministro de Sanidad y actual jefe del PP vasco, menudea en las cábalas internas, quizás aupado por su condición de colaborador estrecho de Soraya Sáenz de Santamaria, la vicepresidenta que opta también a disputar un papel en el postmarianismo.
Dolores de Cospedal ha salido reforzada del episodio del Yak-42. Su reacción fue certera y eficaz. Recibió a las víctimas, anunció su comparecencia en el Congreso, forzó la salida de Trillo y recibió el respaldo público de Mariano Rajoy, quien, en una primera instancia, durante sus vacaciones de Navidad, había reaccionado en forma poco adecuada ante un asunto delicado y de enorme repercusión social.
La secretaria general del PP, resuelta y decidida, saltó raudamente a la palestra para hacer frente a un asunto heredado del pasado, del gobierno de Aznar y del entonces superministro Trillo, con quien nunca mantuvo unas fluidas relaciones. Mientras otros en el Gobiero y en el partido se tapaban, o esperaban el desastre, Cospedal siguió la misma tónica que con el escándalo Bárcenas: se enfrentó con el problema y le hizo frente poniendo en juego su futuro político. De momento en ambos casos le ha salido bien. Bárcenas perdió dos pulsos con Cospedal en los tribunales y este lunes, ya desactivado, declara en la Audiencia, ya algo desactivado. La número dos del PP acude a la comisión del Congreso, a petición propia, para explicar los pormenores de la tragedia del Yak-42, el escándalo Trillo y oros pormenores ahora conocidos.
Un origen incierto
En su entorno más próximo no se descartó que la sorprendente filtración del dictamen del Consejo de Estado, concluido y trasladado el Gobierno hace tres meses, tenía su origen en la Vicepresidencia del Gobierno, dado el eterno pulso que Cospedal y Santamaría mantienen de cara a hacerse un hueco privilegiado en la carrera por la herencia de Rajoy. Otras versiones apuntan a la 'mano negra' del exminsitro de Defensa José Bono estrecho amigo Fernando Ledesma, el ponente del informe, amén de extitular de Justicia del PSOE.
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