La CUP pierde fuelle. La idea de unas elecciones anticipadas, aunque sean 'constituyentes', provoca la ira y el pánico entre este grupo antisistema. Hasta ahora, los diez diputados 'cuperos' decidían la acción del Govern. Carles Puigdemont se plegaba a sus exigencias. La situación está cambiando. En estas horas de vértigo, la CUP da por perdido el pulso de la Generalitat frente al Estado y se dispone a organizar su propia resistencia.
Alcaldes y concejales de esta organización se concentran el sábado en Barcelona para plantarle cara al 155. No confían ya en el president, al que le ven cercado y agobiado por las presiones de su propio partido, del mundo de la empresa y de Madrid. La estrategia de respuesta a la Moncloa se basa en organizar un contrapoder municipal, con movilizaciones permanentes en todas las localidades donde tienen presencia orgánica y capacidad de convocatoria.
La CUP apenas dispone de una decena de diputados en el Parlament. Es el partido con menos escaños. Ahora pretende trasladar su actividad a las calles, ese territorio que dominan a la perfección. Más agresivos y radicales que la ANC y Òmnium, la CUP quiere que se apliquen ya los resultados que emergieron del referéndum del 1-O.
Declaración de independencia
Puigdemont no puede contar con ellos a la hora de votar en el Parlament algo que no sea el paso a la siguiente fase del 'proceso'. Es decir, la aplicación de la ley de transitoriedad una vez proclamada la república. Nada de votar de nuevo una declaración de independencia que consideran ya aprobada y aclamada. Quien seguir adelante en la construcción del Estat català. Puigdemont no coincide ni con los ritmos ni con el camino elegido.
El objetivo claro es el despliegue de toda su capacidad de movilización para frenar la intervención del Estado, una vez que se apruebe el 155. Están convencido de que ni el PDeCAT ni ERC van a sumarse a esta iniciativa. "Están en la negociación, en la política", señala un dirigente de la CUP. "Van a traicionar al pueblo de Cataluña", añaden. El sábado se marcarán las líneas e actuación para las próximas semanas o meses. Agitación callejera, huelga general y boicot a la ocupación de las instituciones por parte del Gobierno central.Una batalla en toda regla.
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