La próxima aprobación en el Pleno del Congreso del proyecto de ley del Cupo Vasco ha removido las aguas en el PSOE, donde muchos llevan meses, y años, defendiendo la necesidad de reformar el sistema de financiación autonómica. Andalucía y la Comunidad Valenciana encabezan la exigencia de que el Gobierno no deje al resto de comunidades autónomas esperando mientras rubrica su pacto fiscal con el País Vasco, mientras en privado algunos lamentan que la dirección socialista no haya ejercido más presión a Moncloa para que cumpla su compromiso de proponer un nuevo modelo para todos este mismo año.
El Cupo, que tendrá una cifra base de 1.300 millones de euros anuales hasta 2012, se aprobará con los votos del PSOE y en el partido no se cuestiona, pero sí se lamenta que no se haya aprovechado este debate para poner encima de la mesa la "urgente" necesidad que tienen algunas comunidades autónomas para que cambie el modelo de financiación, tal y como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se comprometió a hacer este año.
La presión llega principalmente desde Andalucía y la Comunidad Valenciana, donde reclaman al Gobierno que el Cupo vasco se tramite "al mismo tiempo" que el nuevo modelo de financiación de las comunidades de régimen común para poner fin a las "desigualdades".
En público, en el PSOE se cuidan mucho de calificar de "privilegio" el sistema de financiación vasco, pero sí ponen el acento en que el resto de territorios no pueden seguir esperando, cuando, en muchos casos, afrontan situaciones "insostenibles" para el pago de los servicios básicos.
Desde Andalucía, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, pidió ayer al Gobierno que se ponga manos a la obra y, sin referirse al Cupo, defendió que en la negociación del nuevo modelo, que va a provocar "tirones", hay que acabar con el "mito" de que "nadie puede perder respecto de lo que está percibiendo" ahora, porque eso sería consolidar "agravios y privilegios".
Hoy, su 'número dos' en el Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios, ha vuelto a recordar que esta reforma es un compromiso de Rajoy y, según informa Europa Press, ha defendido que sería "deseable" que el cupo vasco se discuta "de forma conjunta" con el nuevo modelo de financiación de las comunidades de régimen común.
Esta posición es la misma del presidente valenciano, Ximo Puig: "No tendría ningún sentido que se aprobara el cupo vasco y no se aprobara el nuevo sistema de financiación", ha dicho. Puig encabezó el pasado sábado una manifestación por las calles de Valencia exigiendo una "financiación autonómica justa".
La presión en la Comunidad Valenciana
La presión en la Comunidad Valenciana es elevada, donde, además, el socio de Gobierno de los socialistas, Compromís, ya ha dicho que votará en contra del proyecto de ley del próximo jueves en el Congreso. Su portavoz, Joan Baldoví, ha explicado este martes que no es un voto "contra el Cupo", sino para denunciar que el Gobierno no ofrece soluciones al resto de comunidades autonómas.
Los valencianos han llevado este asunto a la reunión del Grupo Socialista de este martes. A puerta cerrada, los diputados Ciprià Císcar y Herick Campos han defendido que hay que poner fecha a la reforma del sistema para el resto de territorios, como ayer pidió el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, desde Valencia.
Acompañado de representantes de su Ejecutiva, Sánchez se reunió ayer con la dirección de Puig y, en una rueda de prensa conjunta, exigió al Gobierno de Mariano Rajoy que haga una propuesta antes del 31 de diciembre. Ferraz presentó después una resolución en la que, sin bajar al detalle, defienden que el modelo debe "garantizar el
acceso universal a cada ciudadano a unos servicios públicos de calidad con independencia del territorio en el que viva".
En la misma resolución, destacan también que los socialistas creen que el Concierto con Euskadi y el Convenio con Navarra son "rasgos consustanciales al modelo de descentralización política y del Estado Autonómico". Añaden que la "actualización" que se aprobará el jueves para el País Vasco tiene "provisiones de mejora y adaptación técnica que no alteran su concepción de fondo".
Con esta resolución, que Ferraz comenzó a mover con los territorios el fin de semana, Sánchez quiso adelantarse a la marejada interna y desactivar las posibles críticas porque asistiera al debate del Cupo, aprobado con sus votos, sin levantar la voz con la reivindicación que tan enérgicamente defienden en algunos de los gobiernos autonómicos socialistas.
Según las fuentes consultadas por este periódico, en la reunión del Grupo Socialista de este martes, nadie ha cuestionado el voto favorable del PSOE al Cupo ni el Concierto. Los valencianos han sido los más beligerantes en la defensa de una actualización del sistema general pero no ha habido discrepancias internas.
Desde Andalucía, sólo ha tomado la palabra el granadino Gregorio Cámara, catedrático de Derecho Constitucional, que ha defendido que el Cupo "no es un privilegio", sino un "hecho diferencial" reconocido en la Carta Magna y que, por tanto, se tiene que cumplir. Sin embargo, la ausencia de más voces desde la delegación andaluza puede apuntar a una intención deliberada de no generar lío interno.
Pero, pese a la ausencia de críticas a la dirección, sí existe indignación de muchos socialistas, no sólo andaluces, con la actitud de Rajoy y una queja hacia la dirección federal por el hecho de que no haya metido más presión al Gobierno, que en esta cuestión pone en juego su estabilidad. El acuerdo para el Cupo que se cerró el pasado mes de mayo era una exigencia del PNV para facilitar su apoyo a los PGE, que al final terminó por no apoyar para este año. Pero el PP espera amarrar sus votos para las cuentas de 2018.
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