Sigue sin haber datos objetivos que anticipen con total seguridad quién ganará en el PSOE las primarias de mayo. Lo que si prevalece es la convicción de que si Susana Díaz obtiene una victoria muy ajustada frente a Pedro Sánchez, inferior a los diez puntos, éste último se rearmará para conseguir dos objetivos: enviar al 39º congreso de junio la mayoría de delegados posibles para condicionar los futuros órganos de dirección y, en segundo lugar, situar a sus fieles en las ejecutivas regionales que se renovarán a partir del verano en todas las federaciones.
“En realidad, en mayo no acaba nada, sino que empieza casi todo. A nuestro partido le queda una larga travesía del desierto para consolidar un proyecto político identificable por nuestros votantes y también para dar con un liderazgo creíble y respetado por el conjunto de la organización”, vaticina un veterano dirigente, partidario de que Susana Díaz gane las primarias y comience a “coser heridas”.
Uno de los miedos más extendidos en la organización apunta a la alta posibilidad de que se produzca en menos de dos meses un resultado muy ajustado en la consulta donde se elegirá al nuevo secretario general. La celebrada en julio de 2014 dio el triunfo a Pedro Sánchez con el 49% de los apoyos, a trece puntos de distancia de Eduardo Madina y a treinta y cuatro de José Antonio Pérez Tapias. Fue un resultado limpio que no dejó lugar a dudas y que el vencedor gestionó integrando en su ejecutiva a personas que habían trabajado para la candidatura del diputado vasco y, con el tiempo, se convirtieron en personas de su entera confianza. El caso más claro fue el de la diputada del PSC Meritxell Batet.
Después del 39º congreso llegarán todos los congresos provinciales y regionales, donde los sanchistas echarán el resto
En este caso, coinciden en apuntar fuentes de las tres candidaturas en liza, será mucho más complicada la integración puesto que la forma en que Pedro Sánchez fue desalojado de Ferraz en octubre pasado abrió heridas que no han hecho sino agravarse desde entonces. La fractura no solo es constatable en los aparatos de las diferentes federaciones, prácticamente en todos, sino también en el grupo parlamentario del Congreso y el Senado, donde los diputados todavía fieles a Sánchez se quejan de la marginación que sufren por parte de la dirección.
Sentimiento de traición
A nadie en el PSOE se le oculta, además, que Sánchez y la presidenta andaluza defienden dos proyectos antagónicos muy difíciles de ahormar. Las diferencias no solo descansan en el modelo de partido sino también en la ruta que cada uno de ellos considera imprescindible para volver a vertebrar el PSOE. “Pero, por encima de todo, lo que les separa es el problema personal. Pedro no perdona el maltrato recibido por alguien que después de auparle a la secretaría general, intentó convertirle en una marioneta y acabó aniquilándole. Susana, por su parte, se siente traicionada porque esperaba de él que fuera disciplinado y le guardara plácidamente el asiento hasta que llegara su oportunidad”, concluye alguien que ha seguido en primera línea los movimientos de ambos.
"Pedro no perdona el maltrato recibido de Susana y ella que no fuera su marioneta en la secretaría general", aseguran en el PSOE
Esta misma fuente anticipa que habrá que jalear aquello de “larga vida para Sánchez” si, al final, consigue superar en mayo el 30% del apoyo de la militancia, aunque pierda un nuevo combate contra el grueso del aparato del PSOE, partidario de que sea Susana Díaz la que tome las riendas y abra una nueva página en la historia del partido.
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