Vox anuncia que rompe sus acuerdos municipales con el PP en vísperas de sentarse a negociar la investidura de Díaz Ayuso en la Comunidad. Un órdago de cariz meramente escénico, según fuentes de Génova, con el que el partido de Abascal pretende sentarse en la mesa desde una posición de fuerza.
El Partido Popular asiste con serenidad al expresivo manoteo que llega desde las filas Vox, donde se muestran engañados por el incumplimiento de los pactos municipales suscritos en la madrugada del viernes 15 de junio, víspera de la constitución de los Consistorios. Vox da por rotos los acuerdos locales suscritos con el PP y pasa a la oposición en aquellos municipios en los que sus votos han sido decisivos para elegir alcalde. Amaga, al mismo tiempo, con vincular este puñetazo en la mesa con las negociaciones aún abiertas para formar Gobierno en Madrid y en Murcia. El caso murciano parece alejado de la polémica y al borde de la solución.
Madrid es el problema puesto que Isabel Díaz Ayuso necesita de los escaños de Vox para que el PP se mantenga al frente de la presidencia regional. Este miércoles arranca una ronda negociadora al máximo nivel, es decir, entre las jefas de filas de las dos formaciones, Ayuso y Rocío Manasterio. Ambas ya se han encontrado con anterioridad y hasta pactaron la conformación de la Mesa de la Asamblea en una maniobra in extremis en la que la representante de Vox jugó de forma aviesa y desleal, según comentan en el PP.
La veleta naranja y otros cambios
Vox no va a exigir ni consejerías ni sillas de poder, en contra de lo que venía reclamando hasta ahora. "Han vuelto a cambiar de estrategia", dicen los populares. "Luego acusan a Ciudadanos de ser la veleta naranja", comentan irónicamente en Génova. Teodoro García Egea, secretario general del PP, conduce estas conversaciones, claves para conseguir el objetivo máximo de su partido: conservar la presidencia de Madrid, que ostenta desde hace un cuarto de siglo. Pablo Casado ha conseguido de José Luis Martínez Almeida recuperar el Ayuntamiento para el PP. Ahora se trata de conservar la sede de la Real Casa de Correos.
Las negociaciones serán complicadas, piensan en el PP, donde se esperan cuestiones ríspidas sobre asuntos que Vox ya planteó para la aprobación de los presupuestos andaluces, como la 'violencia intrafamiliar' o la 'memoria democrática'. En el PP no ven grandes problemas para superar estos escollos, como hizo Juanma Moreno en Andalucía. Son cuestiones ideológicas en las que se puede alcanzar acercamientos sin graves cesiones, dicen estas fuentes. El problema es redondear el 'menáge à trois' con Ciudadanos, que, dada su particular situación, intentará hacerse fuerte frente a las exigencias de Vox.
Todo saldrá bien, insisten las fuentes de Génova, porque a nadie le interesa volver a las urnas. En el caso de que Ayuso no logre su objetivo, tan sólo una extraña operación de Cs con la izquierda podría sacar adelante una investidura. Ignacio Aguado, el hombre del partido naranja en la comunidad madrileña, ya ha descartado por activa y por pasiva esta posibilidad. Ya se ve vicepresidente de la región.
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