El Partido Popular desarrolló una oposición parlamentaria de enorme dureza en la última etapa del mandato de Rodríguez Zapatero. El 'caso Faisán' fue uno de los elementos de choque permanente con el Gobierno socialista. El entonces número dos del grupo parlamentario popular, Enrique Gil Lázaro, acogotaba semanalmente al ministro Pérez Rubalcaba con el episodio del 'chivatazo' a ETA. "¿Fue usted la X del Faisán?", le preguntaba machaconamente el diputado popular a quien fuera ministro del Interior.
"No estamos para melindres", se escucha ahora en círculos del PP, donde se intenta con dificultad digerir el vuelco radical en el tablero político. Desconcertados aún por el resultado de la moción de censura, desconocedores de lo que ocurrirá con su partido en el inmediato futuro, expresan sin ambages cuál ha de ser la línea de actuación en los próximos meses. "Ni agua. Al PSOE, no hay que dejarle ni respirar. Desde el minuto uno. En el Senado, hay que tumbarles los presupuestos, para que se entere el PNV de que el PP no paga a traidores. Hay que volver a la línea dura, como en los tiempos del Faisán", señala uno de los dirigentes regionales de la formación conservadora.
Recuperar el espacio político perdido tras la censura será el principal objetivo de los dirigentes del PP. Esta por dilucidar la forma y por definir la estrategia. Elaborar un discurso ideológico coherente, abandonar los tics pactistas, rehacer las señas de identidad forma parte de las reclamaciones de buena parte de la militancia, que se siente estafada y engañada tanto por el PSOE como por quienes se hicieron pasar por 'socios' o colaboradores, como Ciudadanos o el PNV.
Vuelta a empezar en el Congreso
Andrea Levy, vicesecretaria general de los populares, ha afirmado este domingo que el PP presentará en la Cámara Alta las enmiendas a los PGE que crea convenientes. El PP tiene la mayoría en el Senado y, con sólo tocar una coma, los presupuestos habrán de retornar al Congreso. Y vuelta a empezar. Sánchez tendría entonces que arrancar de nuevo, negociar grupo a grupo cada una de las propuestas. Una misión imposible.
La voces más intemperantes en el PP consideran que con esta actitud de firmeza en el Parlamento se recuperará el liderazgo de la oposición, así como la referencia entre los votantes de centro derecha. "Ciudadanos quedará eclipsado", apuntan. Todo depende de quién conducirá la nueva etapa. En el caso de Mariano Rajoy decida seguir en su escaño como jefe de la bancada popular, habría menos posibilidades de ver a un PP permanentemente soliviantado, al estilo de Rafael Hernando. De momento no hay signo alguno que permita pensar en un retiro inmediato de quien fuera presidente del Gobierno.
Este martes Rajoy definirá estrategias y aventará el cúmulo de dudas que pesan sobre su partido. Nadie espera una renuncia. Tampoco se conoce cual va a ser su actitud como primer partido de la oposición. "Estamos libres de pies y manos, ya no hay que andar con componendas con los socialistas, nuestros votantes nos van a reclamar una actitud inflexible en el Congreso frente a Sánchez y a todos sus socios, los populistas y los separatistas", aseguran.
Enrique Gil Lázaro, quien asumió el papel de diputado jabalí con el 'caso Faisán', abandonó el PP hace unas semanas después de militar en el partido durante 38 años. Quizás su 'escuela' vuelva ahora a ponerse en marcha.
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