"Recomenzar". Es el término que ha utilizado Pedro Sánchez para asumir íntegramente el relato del separatismo en Cataluña. El candidato del PSOE ha dicho en el debate de investidura que ha llegado el momento de acabar con la "deriva judicial que tanto dolor y tanta fractura ha causado en buena parte de la ciudadanía catalana y española".
El reto territorial, el acuerdo con ERC que Sánchez no ha citado expresamente, ha sido la parte nuclear del discurso de Sánchez. Su intervención ha durado algo menos de dos horas. Y el presidente del Gobierno no ha querido dejar un solo cabo suelto a la hora de amarrar el apoyo de ERC, puesto en duda por la inhabilitación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, por la Junta Electoral el viernes.
El presidente del Gobierno en funciones, consciente de las dudas que ha despertado su pacto con el independentismo, ha comenzado con dos consignas. Quizá destinadas a calmar algunos ánimos en su propio partido y en otros.
"No se va a romper España. No se va romper la Constitución. Aquí lo que se va a romper es el bloqueo al gobierno progresista elegido por los españoles", ha dicho. "El PSOE es un partido español, como dicen sus siglas, formado pro compatriotas. Lo digo por los que ponen en duda el compromiso de la izquierda con España".
Asume el discurso separatista
A partir de ahí, Sánchez ha propuesto un giro de 180 grados a la estrategia que ha seguido el Estado desde hace más de dos años, cuando el independentismo catalán decidiera por su cuenta buscar una independencia unilateral.
"Hoy existe en un sector amplio de la población catalana un sentimiento de agravio respecto de las instituciones centrales", ha dicho.
"Y son el resultado de la incapacidad política y el abandono de anteriores Gobiernos de la vía política para resolver un conflicto que es político. No sólo en el acomodo institucional de la diversidad de identidades que tiene nuestro país. Sino de debilidades y desgates acumulados de nuestro sistema autonómico que debemos corregir", ha añadido.
Sánchez no ha dado un solo detalle sobre esa mesa de negociación Gobierno-Generalitat que ampara el acuerdo entre el PSOE y ERC. Tampoco ha hablado de la inhabilitación de Torra. Lo que se ha dicho es que es tiempo de enterrar "querellas estériles". Y sobre la consulta o referéndum en Cataluña, tampoco ha hecho consideración alguna. Pero sí ha admitido que la "ley por sí sola" no basta para resolver el contencioso.
"Todos sabemos que es necesario el diálogo. Que el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso", ha asegurado. "No hay otra vía que a través de un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley. La ley por sí sola tampoco basta. La Ley es la condición, el diálogo es el camino".
Coalición con Unidas Podemos
Sánchez ha justificado la mayoría parlamentaria que ha elegido para ser investido en dos razones. Primero, ha culpado a las fuerzas de la derecha y la ultraderecha. Y segundo ha asegurado que responde al mensaje que lanzaron los españoles en las urnas.
"No cabía otra mayoría parlamentaria como la que hoy vamos a presentar", ha asegurado.
Al margen de la parte territorial, Sánchez se ha dedicado a leer el programa de Gobierno que pactó con Unidos Podemos y que presentó el pasado lunes. En ese sentido, ha agradecido a la formación morada su compromiso. Y ha recordado que aunque hubiera preferido un Consejo de Ministros monocolor, el acuerdo que no fue posible el pasado julio, lo ha sido ahora.
"Era más útil volver a intentarlo sobre las bases de la cohesión y el principio de idoneidad. Eso hicimos porque es lo que nos pidieron los españoles", ha señalado. "Unir nuestras fuerzas en una coalición progresista que funcionará como un Gobierno unido".
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