El Rey Felipe VI ha asegurado en su tradicional discurso de Nochebuena que el "deterioro de la confianza en las instituciones" y Cataluña -en alusión a los disturbios de octubre y el desafío independentista- son "serias preocupaciones" ciudadanas además del paro y las dificultades económicas, que son las primeras; y, aun sin una mención expresa a la negociación que llevan a cabo el PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para la investidura de Pedro Sánchez, sí ha pedido "respeto" a la Constitución de 1978.
"Ahora, después de las elecciones celebradas el pasado 10 de noviembre, nos encontramos inmersos en el procedimiento constitucional previsto para que el Congreso de los Diputados otorgue o deniegue su confianza al candidato propuesto para la Presidencia del Gobierno. Así pues, corresponde al Congreso, de acuerdo con nuestra Constitución, tomar la decisión que considere más conveniente para el interés general de todos los españoles".
El monarca ha comenzado con unas palabras de recuerdo a las víctimas en las últimas riadas y luego ha entrado en materia sobre el momento que vive el país con la siguiente frase: "Se dice -y es verdad- que el mundo no vive tiempos fáciles. Quizá nunca lo sean del todo; pero los actuales son, sin duda, tiempos de mucha incertidumbre, de cambios profundos y acelerados en muchos ámbitos que provocan en la sociedad preocupación e inquietud"; y luego ha enumerado desde la revolución digital, la desigualdad, pasando por los movimientos migratorios y "la manera de afrontar el cambio climático", todo un guiño a la reciente Cumbre del Clima celebrada en Madrid.
"No debemos caer en los extremos, ni en una autocomplacencia que silencie nuestras carencias o errores, ni en una autocrítica destructiva que niegue el gran patrimonio social y político acumulado"
Su discurso ha estado plagado de referencias a la "unidad" y a que "juntos" somos mucho más que por separado. Porque no vivimos tiempos fáciles, ha dicho, "debemos tener más que nunca una confianza firme en nosotros mismos y en España (...) una sociedad que ha hecho frente -y ha superado- situaciones muy difíciles con una serenidad y entereza admirables, demostrando una gran resistencia y madurez".
Los españoles podemos sentirnos orgullosos, ha añadido Felipe VI, de la "solidez" de nuestro Estado, no por una "autoestima mal entendida" sino porque "es una realidad contrastada que debemos poner en valor". "Ante esa realidad no debemos caer en los extremos, ni en una autocomplacencia que silencie nuestras carencias o errores, ni en una autocrítica destructiva que niegue el gran patrimonio cívico, social y político que hemos acumulado".
El Rey cree que todo eso que hemos logrado "no se ha generado de manera espontánea". "Es el resultado, en última instancia, de que millones de españoles, gracias a nuestra Constitución, hemos compartido a lo largo de los años unos mismos valores sobre los que fundamentar la convivencia, nuestros grandes proyectos comunes, nuestros sentimientos e ideas".
Hace un llamamiento a "la concordia" y al "diálogo" entre personas de distinta ideología que en el pasado "derribó muros de intolerancia y rencor que habían marcado muchos episodios de nuestra historia"
De entre esos valores, en un momento como este de choque en Cataluña, ha destacado "el deseo de concordia", que en el pasado y "gracias a la responsabilidad, a los afectos, la generosidad, al diálogo y al respeto entre personas de ideologías muy diferentes, derribó muros de intolerancia, de rencor y de incomprensión que habían marcado muchos episodios de nuestra historia".
Lo siguiente que ha destacado, en una clara advertencia al independentismo catalán, es "la voluntad de entendimiento y de integrar nuestras diferencias dentro del respeto a nuestra Constitución, que reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza".
"Y, en tercer y último lugar, la defensa y el impulso de la solidaridad, la igualdad y la libertad como principios vertebradores de nuestra sociedad, haciendo de la tolerancia y el respeto manifestaciones del mejor espíritu cívico de nuestra vida en común".
"España no puede encerrarse en sí misma"
Estos valores llevan muchos años entre nosotros y "constituyen una seña de identidad de España", prosiguió, "pero no podemos darlos por supuestos ni tampoco olvidar su fragilidad; y por ello debemos hacer todo lo posible para fortalecerlos y evitar que se deterioren".
Porque, según ha dicho Don Felipe esta Nochebuena, "el tiempo no se detiene y España no puede quedarse inmóvil, ni ir por detrás de los acontecimientos. Tiene que seguir su camino, sin encerrarse en sí misma como en otras épocas del pasado y levantando la mirada para no perder el paso ante los grandes cambios sociales, científicos y educativos que señalan el futuro".
"Confiemos en nosotros mismos, en nuestra sociedad", ha concluido en alusión al momento de incertidumbre política del país; "confiemos en España y mantengámonos unidos en los valores democráticos que compartimos para resolver nuestros problemas; sin divisiones ni enfrentamientos que solo erosionan nuestra convivencia y empobrecen nuestro futuro".
"Tenemos un gran potencial como país. Pensemos en grande. Avancemos con ambición. Todos juntos. Sabemos hacerlo y conocemos el camino..."
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