¿Dónde está Pablo Casado? Esa es la pregunta que se formula buena parte de la militancia y cuadros del PP ante el silencio en la dirección nacional durante las últimas 48 horas. Desde que dijo, este martes, que ejercerá la oposición al acuerdo de investidura PSOE-Podemos con "firmeza, patriotismo y responsabilidad", no ha vuelto a abrir la boca; a diferencia del líder de Vox, Santiago Abascal, que ha pedido la dimisión de Pedro Sánchez e incluso Ciudadanos, que pide un acuerdo PSOE-PP-Cs para que haya una investidura "constitucionalista".
La sola posibilidad de ver, por primera vez en 40 años de democracia, un Gobierno nítidamente de izquierda desasosiega a buena parte del principal partido de la oposición y Ciudadanos, no digamos de Vox. Y varios conmilitones del presidente del PP, empezando por su mentor, José María Aznar y siguiendo por el gallego Alberto Núñez Feijóo, claman por algún tipo de acuerdo in extremis con el PSOE que evite a España ese trago.
La firma del documento por Sánchez y Pablo Iglesias este martes pilló a los dirigentes populares por sorpresa reunidos en la Comisión Ejecutiva Nacional para valorar los resultados del 10-N. Su reacción delató que, en el fondo, esperaban que el PSOE les llamara para desbloquear la legislatura; y aunque, en caliente, todos afearon al presidente en funciones que ni siquiera llamara a Casado antes de firmar, luego cada uno se ha puesto a hacer la guerra por su cuenta.
El gallego Alberto Núñez Feijóo abandera en el PP la postura de los que creen que el partido tiene que abstenerse para evitar a España el 'trago' de un gobierno social/comunista
La primera, la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que sin acabar el Comité Ejecutivo ya instaba a su partido a un "Gobierno de concentración"; algo de lo que Casado y sus más próximos no quieren ni oír hablar porque sería tanto como darle la oposición a Vox. De hecho, se ha quedado sola en la propuesta.
El resto de críticos, con mayor o menos intensidad, es partidario de que el PP se abstenga para garantizar la investidura del candidato socialista. El matiz está en la intensidad con la que lo piden. Y quien se lleva la palma es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Cree que "hay tiempo para parar esto" porque España no se merece un gobierno social/comunista tutelado por el independentismo y por Bildu, y así lo ha dicho en declaraciones varias veces en las últimas 48 horas a través de los medios de comunicación y en Twitter:
Que Iglesias sea el político más importante de España y ERC el partido más influyente preocupa. Que Otegui se atreva a hablar por los gallegos produce urticaria. Lamento profundamente que estos sean los aliados de Sánchez. Aún hay tiempo para frenar todo esto
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) November 14, 2019
También FAES, la fundación que dirige Aznar, echó ayer su 'cuarto a espadas' con un comunicado en el que señala textualmente que "Frankenstein será armonía comparado con lo que parece venir" aunque deja claro en todo momento que la culpa es de Sánchez que "ya ha decidido", no de un Casado que guarda silencio hasta ver qué pasa finalmente con el pacto PSOE/Podemos y si ERC lo apoya.
No son pocos los cuadros que creen que, en esta hora de desafío insurreccional en Cataluña, Casado no puede limitarse a ser un simple espectador de los acontecimientos y debe poner toda la carne en el asador para impedir que haya en España un gobierno dependiente de ERC y con Pablo Iglesias vicepresidente; que no puede, dicen, limitarse a dar acuse de recibo como si la legislatura parlamentaria que se avecina fuera a ser una más.
En ese registro están, aunque más en silencio que Feijóo, el exministro José Manuel García Margallo, el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, o los presidentes de la Comunidad de Madrid, Isabel García Ayuso; Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; y Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. Eso sí, sostienen que Sánchez "no es de fiar", y que Casado ha hecho bien condicionando un acuerdo con el PSOE a la renuncia del presidente del Gobierno en funciones, pero quieren un PP más proactivo.
Casado "ya fijó posición"
Pero el temor a darle la "abstención patriótica" a Sánchez, y que luego éste vire a la izquierda para sobrevivir políticamente cuatro años a base de pactos con Podemos y los independentistas, está muy presente tanto en el presidente como en el secretario general, Teodoro García Egea, -fue el primero, el domingo 10-N a las 20.30, en pedir al PSOE que "empiece a pensar en otro candidato"-, y en el resto de su equipo de la calle Génova.
No es que Casado esté en silencio, se argumenta a Vozpópuli desde la Dirección Nacional, es que "el presidente ya fijó posición" el martes y ahora hay que esperar acontecimientos en una negociación que, tras el acuerdo PSOE/Podemos el martes, se encuentra encallada por el 'no' provisional de ERC a facilitar la investidura si no hay reconocimiento del "conflicto político" entre Cataluña y España y se crea una "mesa de partidos" para facilitar su resolución.
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