El líder de Vox, Santiago Abascal, trató este fin de semana en Ciudad Real de aclarar su postura sobre el uso de armas en legítima defensa en casa recurriendo a dos ejemplos concretos sobre un policía local de Sevilla y un anciano de Tenerife. Vozpópuli ha revisado ambos ejemplos. El primero está siendo juzgado, no por disparar en su casa, sino por hacerlo diez veces en la calle. El segundo, que usó un arma para la que no tenía licencia, se encuentra absuelto una vez que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) anulase su condena y ordenase repetir el juicio con otro juez y otro jurado.
“Hemos dicho que en su casa, si son asaltados tienen derecho a defenderse; con un palo con el cuchillo de cocina, con la licencia que les haya dado el Estado. Si un español es asaltado en su casa y ve cómo amordazan a su familia, cómo intentan violar a sus hijas, tiene el derecho y el deber de defenderlas y no de esperar a que llegue la Policía”, dijo Abascal en contra de lo que aconsejan las fuerzas de seguridad, que es no enfrentarse a los asaltantes precisamente para no arriesgar su propia integridad física.
“No nos van a asustar con las mentiras y las manipulaciones y ese español tiene derecho a no padecer un infierno judicial y que no le pidan 20 años de cárcel como le ha pasado a un policía local en Sevilla o a ese anciano en Canarias”, añadió el líder de Vox. Sin embargo, al menos los dos casos empleados no encajan del todo en el escenario que define el partido.
Anciano en Canarias
Empezando por el último, se trata de un señor de 80 años en el momento de los hechos llamado Jacinto S.M. Fue condenado el 11 de abril del año pasado a dos años y medio por un delito de homicidio con la eximente incompleta de legítima defensa y a pagar una indemnización de 20.000 euros. También otros dos años por tenencia ilícita de armas. Fue tras un juicio con jurado popular. Si bien el hombre tuvo que afrontar un proceso judicial, lo que obvia Vox es que no tenía licencia para el arma que empleó y que, en cualquier caso, el TSJC anuló en julio su pena y ordenó repetir el juicio con otro juez y otro jurado.
Según la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico, los hechos ocurrieron la noche del 1 de marzo de 2015 en la localidad de Arafo, en una finca “alejada de cualquier núcleo urbano”. Dos asaltantes -uno de ellos menor de edad- ataviados con ropas oscuras, una “pistola simulada” y máscaras para no ser identificados entraron en la casa del anciano donde estaban también su mujer de 69 años y su cuñada de 64. Jacinto S.M. fue hasta su dormitorio a por un revólver marca Ruby del calibre 38.
Disparó una primera vez, que impactó en la pared, y después en el rostro a uno de los asaltantes -el mayor de edad-, concretamente le alcanzó “por encima del labio superior, desgarrándole el proyectil la yugular". Se desplomó instantes después y falleció. Antes de eso, los asaltantes encañonaron al anciano con la pistola simulada y le causaron varias heridas así como estrés postraumático. La sentencia de la Audiencia Provincial reconocía que actuó en legítima defensa, si bien decía que existían “otras alternativas posibles menos gravosas”.
Numero de serie borrado
Añadía que el arma homicida tenía "parcialmente borrado el número de serie a sabiendas de que carecía de la licencia necesaria”. En este caso, por tanto, no se cumple lo que proclama Abascal de que deben contar con los permisos necesarios. Con todo, fue la propia Fiscalía la que presentó un recurso contra la condena así como el afectado. El TSJC les ha dado la razón.
Argumenta que el fallo del jurado no estaba debidamente motivado y que no explicó cuáles eran esa otras medidas alternativas, distintas a lo que había hecho ya “realizando un primer disparo disuasorio”. Fuentes del TSJC consultadas por Vozpópuli informan de que esta decisión se encuentra recurrida ante el Tribunal Supremo.
En cuanto al policía local de Sevilla que está siendo juzgado estos días en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla y todavía no existe una resolución judicial que haya establecido unos hechos probados. Pero la misma Fiscalía que en el caso anterior pedía la libre absolución ahora solicita 20 años de cárcel para este agente local llamado Casimiro V.M. Según el escrito de acusación del Ministerio Público, los hechos se remontan a la madrugada del 29 de marzo de 2011 cuando cuatro personas con antecedentes acudieron a la casa del agente a las afueras del municipio sevillano de Dos Hermanas.
Estaba en casa durmiendo
El policía estaba durmiendo con su pareja, pero se despertó al escuchar el ruido, se levantó y sorprendió a los intrusos. En ese momento se inició un forcejeo entre el dueño de la casa y uno de los asaltantes. Casimiro V.M. logró llegar hasta el dormitorio donde cogió su arma reglamentaria, una pistola marca Welther P-99, y salió tras los intrusos. Efectuó varios disparos que impactaron en el vehículo del grupo que se dio a la fuga tras robar un ordenador. Todos ellos fueron posteriormente detenidos.
Al policía le quedaron secuelas como una cicatriz en el dedo por un mordisco y trastorno neurótico por estrés postraumático. Los cuatro asaltantes también sufrieron lesiones, dos de ellos por herida de bala. La Fiscalía pide para ellos entre tres años y medio y cinco años por los delitos de robo con violencia y una falta de lesiones. Por su parte, para el policía local solicita hasta 20 años de cárcel por diversos delitos de lesiones. Los agentes de la Policía Científica que han desarrollado el informe pericial de balística han acreditado que Casimiro V.M. realizó hasta diez disparos con su arma contra la furgoneta de los asaltantes.
En su declaración en sede judicial, el policía local dijo que tras el forcejeo salió al exterior de la vivienda donde vio justo en frente de ésta una furgoneta introducida dentro de la parcela y "tras disparar al aire y gritar 'alto soy policía'" disparó "con una mano, ya que la otra estaba inutilizada por el mordisco, y sin práctica de hacer disparos a oscuras" a la parte baja de la furgoneta, de la cual ha apuntado que no tenía constancia de que hubiera nadie en ella, con el fin de "inutilizarla".
Posteriormente, ha indicado que la furgoneta dio marcha atrás y que se "estampó" con un muro y que, tras esto, tuvo una confrontación mediante disparos con un individuo, que se encontraba junto al vehículo, y que le había disparado inicialmente "con una escopeta". Según el escrito de acusación de la Fiscalía no se ha podido acreditar que los asaltantes fuesen armados.
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