Otra vez con la calculadora en la mano en una votación en el Congreso. Otra vez pendientes de la imprevisibilidad de los siete diputados de Junts, toda vez que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ha sido incapaz de mejorar su relación con Carles Puigdemont tras su reunión en Ginebra de este fin de semana. Otra vez en busca de un favor postrero del PP mediante alusiones públicas. Otra vez el Gobierno abocado a un probable varapalo parlamentario. Y otra vez la senda de déficit, después de que los posconvergentes la tumbaran con su 'no' el pasado 23 de julio.
Esta vez, la respuesta de Junts y PP es la misma: si la propuesta es idéntica a la presentada hace dos meses, el Ejecutivo se topará de nuevo con la negativa de estos, en suma, 144 diputados. "Si se modifica, se analizará la modificación y se decidirá el voto", apuntó este lunes Jordi Turull, secretario general de Junts, quien desvió toda "responsabilidad" al Gobierno por "no llegar a consensos". Por su parte, fue el vicesecretario de Economía de los populares, Juan Bravo, quien recordó a Pedro Sánchez que fue Alberto Núñez Feijóo quien le advirtió que "cuando le fallaran sus socios no viniese a buscar al PP".
Dicho y hecho, puesto que la cerrazón es prácticamente absoluta en las filas populares, si bien con una salvedad respecto a los independentistas catalanes. "Ni nos han llamado", aseguran a Vozpópuli desde el entorno del Feijóo. Entonces, ¿si levantaran el teléfono habría alguna posibilidad? "No se contempla, pero ni nos han llamado", repiten en Génova, donde recuerdan que fue precisamente la capacidad de vetar la senda de déficit y los objetivos de estabilidad presupuestaria lo que el Gobierno birló al Senado –donde el PP tiene mayoría absoluta– por la gatera en junio.
Lo hizo, además, a través de un juego de artificio parlamentario: introduciendo dos enmiendas a la Ley de Paridad que nada tenían que ver con ella. "El Gobierno tiene una mayoría parlamentaria, que la busque", instan, con retranca, desde el ala noble de Génova. "No nos quitaron el techo de gasto para que ahora se lo aprobemos", zanjan.
El Gobierno tacha al PP de "irresponsable"
En Génova, por tanto, no se sienten aludidos por el flamante ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, que allanó el previsible escenario del jueves cargando las tintas contra el principal partido de la oposición. "Cuando se tumban 12.000 millones de euros son recursos que van a las comunidades, a los ayuntamientos, que tienen que ver con financiar los servicios públicos, con la Sanidad, con la Educación... Y es absolutamente irresponsable que el PP esté en esa situación", lanzó en una entrevista en Televisión Española.
Para el exdirector de Gabinete de Sánchez, se trata de algo "extremadamente grave que el PP que con una mano está pidiendo más recursos para las comunidades autónomas, esté dispuesto a tumbar 12.000 millones de euros en dos años para comunidades y ayuntamientos", según insistió. Sin embargo, la alusión a los de Puigdemont brilló por su ausencia. Nada dijo de Junts, también instalado en el 'no' a los objetivos de déficit y de deuda para el bienio 2025-2027, que son el primer paso hacia unos nuevos Presupuestos Generales del Estado.
Sobre este último extremo, ironizó el líder del PP este lunes, en el Comité Directivo Nacional que los populares celebraron en Madrid, tras las últimas declaraciones de Óscar Puente en 'El País' señalando que no sería "ningún drama ni un obstáculo para la legislatura" no sacar adelante las cuentas públicas. "Es todo tan demencial que el mismo Gobierno que dice que no aprobar los Presupuestos no es ningún drama amenaza a los presidentes autonómicos con pérdidas millonarias si no se aprueban", dijo el líder del PP.
Mientras tanto, fue la portavoz nacional del PSOE, Esther Peña, quien también trató de redoblar la presión hacia Génova. Pero con menos talante incluso que López. "Si el PP vota en contra de la senda de déficit es probable que el Gobierno pierda la votación", reconoció la portavoz socialista. No obstante, para Peña, el líder del PP es "ese cuñado cenizo, tristón, con un punto de amargura que cada vez que te ve dice que la vida da asco". Y no se quedó ahí: "Es la típica persona que un día le toca la lotería y va a estar más preocupado del papeleo que tiene que hacer para cobrar el premio que de disfrutarlo", añadió a su técnica de psicología inversa para que los populares apoyen el jueves su propuesta.