Pablo Casado llegaba a Sevilla, para intervenir en uno de los tres mítines de campaña previstos para este miércoles, cuando estalló el 'bombazo'. Ángel Garrido, último presidente de la Comunidad de Madrid, anunciaba en rueda de prensa su ruptura con el partido en el que militó veinte años y su fichaje por Ciudadanos. Hace tres semanas, Garrido había asumido el puesto número cuatro en las listas europeas populares. Se había fotografiado en la azotea del Club Génova con el resto de sus compañeros. Se mostraba encantado y feliz, según confesó a Vozpópuli. Este mismo lunes, había firmado su aceptación jurada como miembro de la candidatura europea.
"Una puñalada", comentan en Génova. "Una venganza", dicen otras fuentes. En el peor momento, en plena campaña electoral. Garrido se consideraba amigo de Casado. Había salido 'bien' del cargo, en el que brilló en su última etapa con su gestión de la huelga de los taxistas. De pronto, ésto. Nadie duda de que Garrido se sintió 'humillado' por la forma en que se enteró de que no sería el cabeza de cartel en las autonómicas. Este mismo miércoles lo reconoció públicamente: "Me lo dijeron cuando ya se había comunicado que Isabel Díaz Ayuso sería el número uno". Tampoco consideraba que Ayuso tenía nivel para ocupar esa plaza. "Esas son cosas de partido, y del factor humano", comenta un buen conocedor de Garrido.
"Una bofetada muy cruel, un signo de deslealtad", insisten estas fuentes. Un severo revés que se suma a otras deserciones que se han conocido en los últimos dias. Íñigo Henríquez de Luna, quien era el 'número dos' de Esperanza Aguirre en el Ayuntamiento, también dejaba sus treinta años de militancia en el PP para pasarse a Vox. Tampoco le habían encontrado un hueco notable en las listas. "No encajo en el nuevo PP", dijo en su misiva del adiós. Días después, también abandonaba la formación conservadora el concejal Fernando Martínez Vidal, dos décadas de militancia y, en su currículo, el haber diseñado el logo de la gaviota. También se fue a Vox.
Entrega y lealtad
Garrido esperaba ser el candidato a la presidencia. Sustituyó a Cristina Cifuentes tras su abrupta salida de la Comunidad madrileña. Había demostrado, en su opinión, entrega y lealtad al partido. No se consideró bien tratado ni bien considerado. Deja un puesto en las listas europeas por el que muchos 'habrían dado lo que fuera'. Y salta al puesto número 13 de un partido con el que ha venido confrontando los últimos tiempos. "Una venganza", insisten.
El PP madrileño se convierte en un foco de conflictos para Génova a cuatro días de las generales y a un mes de las autonómicas y municipales. Con esto no contaba Casado", señalan. El problema, apunta esta fuente, no es que se vayan algunos, que no son precisamente de primera división y que ya estaban fuera del núcleo de decisiones, sino que por ahora Génova no consigue fichar a nadie, al menos para que el ruido se traslade a otros escenarios.
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