La de Marta Rovira fue la voz que con más vehemencia defendió la opción separatista en el Parlamento de Cataluña durante los plenos de la independencia. La de Inés Arrimadas, la que se dedicó a combatir la los argumentos del separatismo hasta que se produjo la declaración unilateral.
Rovira derramó lágrimas ante las cámaras cuando dictaron prisión incondicional para los ocho exconsellers y para el vicepresidente Oriol Junqueras. Y después denunció que el Gobierno de Mariano Rajoy había amenazado al Govern con "muertos" en las calles si se consumaba el proceso independentista.
Ambas se enfrentaron a comienzos de mes en un cara a cara no ya en sede parlamentaria, sino ante las cámaras de Jordi Évole en Salvados. Y ambas se resbalaron con la cifra del paro en Cataluña. Pero desde aquel tropezón, sus trayectorias no han podido ser más distintas.
La candidata de Ciudadanos se ha consolidado como la líder del bloque partidario de la unidad. Aprovecha el viento de cola de las encuestas y ha desplegado todas sus armas en una campaña intensa. Por contra, la candidata de Esquerra Republicana no se mostró tan solvente en el cuerpo a cuerpo y su equipo de campaña entró en pánico ante los titubeos.
Durante toda la campaña ha permanecido en un segundo plano, sin participar en los debates televisivos organizados primero por TVE y después por La Sexta este mismo domingo. De hecho, Arrimadas era la única mujer de los siete representantes políticos que confrontaban proyectos. Y fue el centro de los ataques de los independentistas y del candidato de los comunes, de los que supo salir con audacia.
En los últimos compases de la campaña, ERC ha decidido relanzar la figura de Rovira. Este lunes celebraba a primera hora una rueda de prensa en la sede de la agencia Efe, que fue pospuesta hace dos semanas por el equipo de la candidata. Su reaparición quedó eclipsada por la entrevista de cuatro minutos concedida a RAC1 por Junqueras desde la cárcel de Estremera. Ya por la noche participó en el debate de TV3, en clave netamente catalana y donde pudo exprimir al máximo el argumento de la represión.
"La cosa ahora va de ERC y Ciudadanos", defendió Rovira ante los micrófonos, redoblando su estrategia de apelar a voto útil frente a Junts Per Catalunya, la formación del expresidente Carles Puigdemont.
La formación republicana concurre a las elecciones con el handicap de tener a su candidato entre rejas. Está por ver la rentabilidad electoral que obtendrán de lo que en un principio podía parecer un acicate para movilizar el voto independentista. El 'efecto mártir' que muchos preconizaban está en cuestión, ante un candidato invisible que compite con otro que aparece continuamente en un plasma.
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