El PP se atribuye la caída del Gobierno. "Hemos conseguido que Sánchez tire la toalla", declaró Pablo Casado tras conocerse la convocatoria electoral. Ahora, toca cambiar el tono. Reconoce el líder de los populares que su política en la oposición ha sido dura. Tanto en el Parlamento como en la calle o en los medios. "Le tendí la mano nada más llegar a Génova. Le ofrecí colaborar en todos los temas de Estado. Y hasta hoy. Sánchez sólo quería el apoyo de los enemigos de España".
Una vez convocadas las elecciones, que el PP prefería para otoño o, en su defecto, para el 'superdomingo', toca modular los mensajes. Casado, muy optimista este viernes, anuncia una campaña 'en positivo'. Se centrará en la economía, al estilo de los tiempos de Rajoy, y en Cataluña. "Nada de hablar de Franco ni del aborto", comentan en su entorno. "Vamos a centrarnos en el futuro. Lo de remover el franquismo es un trampantojo del socialistas para quitarle votos a Podemos", señalan. El debate del aborto salió en forma tangencial en una reciente entrevista de Casado a la agencia Efe. "Era una mera repregunta que circuló con una celeridad apabullante por los medios y las redes", comentan.
La agenda de la libertad
El perfil tradicional que ha caracterizado al PP vuelve al frontispicio del partido. La fuerza tranquila, experiencia de gestión, partido de gobierno y la 'agenda de libertades', con bajada de impuestos, educación en libertad, igualdad de oportunidades y seguridad. Casado quiere liderar el bloque de los diez millones de votos. Sus trackings le sitúan en un empate técnico con el PSOE. Apenas un par de décimas por encima. Ciudadanos estaría a cinco o seis puntos y Vox rondaría entre el 12 y 14 por ciento de los votos, subiendo.
Algunos dirigentes de su formación critican en privado la radicalización de sus mensajes. En especial, desde la campaña andaluza. Ahí emergieron los temas de la inmigración, la memoria histórica y la ley de violencia de género. "Se obsesionó con Vox y no salía de ahí", comentan estas fuentes, muy próximas al 'sorayismo'.
Pese a estas críticas, admoniciones y advertencias, logró la 'carambola' andaluza. Su equipo más próximo considera que fue la campaña de Casado la que evitó el hundimiento del PP en la región. "Antes de bajarse al sur, con Juanma Moreno por libre, las encuestas nos daban 16/18 escaños y por debajo de Cs", apuntan. Finalmente se consiguieron 26. Y se salvaron los muebles. Y la presidencia dela Junta.
El PP va a potenciar ahora su imagen centrista. Javier Maroto, de la sección más progresista del partido, dirige la campaña. El PP transmitirá su imagen de ser el eje vertebrador del bloque del cambio. El único partido capaz de acordar con las fuerzas de centroderecha. Vox y Ciudadanos ni se hablan ni se entienden. Serían incapaces de llegar a pactos postelectorales.
Casado ha emprendido ya su cuarta vuelta a España. La disolución de las Cortes le encuentra en avanzado estado de precampaña. Su agenda carece de límites. Es inagotable. Cinco provincias a la semana, cincuenta actos comprometidos de aquí a finales de abril. El jueves intervino en cuatro ciudades gallegas. Este sábado aterriza en Zaragoza y Huesca. La campaña autonómica y local se amplía a campaña por las generales.
El presidente del PP ha reunido para este lunes a la Junta Directiva nacional, el máximo órgano entre congresos. Este fin de semana comenzó la elaboración de las listas. Un cambio importante en un PP que acaba de arrancar una nueva etapa hace tan sólo 200 días.
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