El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, amenazó en noviembre pasado con convocar elecciones autonómicas en solitario este marzo si Pedro Sánchez optaba por ir a elecciones generales el domingo 26 de mayo, junto a europeas, autonómicas y municipales en toda España; Ni Puig ni el resto de los barones autonómicos socialistas querían entonces, bajo ningún concepto, compartir con él el temido superdomingo de mayo porque intuían que la debacle de Sánchez les iba a "arrastrar" al abismo.
¿Qué ha pasado en estos cuatro meses para que el mandatario valenciano haya dado semejante volantazo y vaya a unir su destino al del presidente del Gobierno? Fuentes próximas a Puig sostienen a Vozpópuli que se trata de "frenar desde todas las sinergias posibles" el avance de Vox es particularmente preocupante para el PSOE en esa comunidad.
De hecho, los últimos sondeos dan victoria arrolladora en las generales a la suma PP, Ciudadanos y Vox, con el dato de que la formación de Santiago Abascal ya está por delante de Ciudadanos, Podemos y Compromís; lo cual pone en peligro la continuidad del Pacto de Botánic que suscribieron el PSPV, Compromís y Podemos en 2015 y por el cual se puso fin a 20 años de gobiernos autonómicos del PP, primero con Eduardo Zaplana, luego con Francisco Camps, y por último, Alberto Fabra.
Siempre según esos sondeos, la posibilidad de que el próximo presidente de la comunidad sea la popular Isabel Bonig o bien el naranja Toni Cantó está más cerca que nunca, y el PSPV quiere frenar una tendencia que con el paso de las semanas no haría sino acentuarse.
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El propio barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de diciembre, cuyo trabajo de campo en la Comunidad Valenciana fue mucho menor que ese último sondeo de Electorank, ya daba señales preocupantes para el gobierno de izquierda en voto + simpatía. El PSPV pasaba a ser la cuarta fuerza política, con un escuálido 14,5%. Ciudadanos era el partido más votado, 19,7%, por delante del PP, 18,8%; y de Compromís-Podemos, que lograba el 17,4%.
Así que, a pesar de que la vicepresidenta y líder de Compromis, Mónica Oltra, ya avisó el viernes que "no concurren" ninguna de las tres "razones políticas" por las que se adelantan unas elecciones: inestabilidad, falta de apoyo parlamentario o la imposibilidad de sacar adelante los proyectos de ley, Puig comunicó este lunes por la mañana a su socia que va a hacerlo. Esa es la razón por la cual, ya por la tarde, no estuvo en la declaración del president a la prensa para anunciar la convocatoria el 28 de abril.
Dura oposición de Compromís
A las 17.00 se reunió el Consejo de Gobierno, y allí tanto Oltra como los demás consejeros de Compromís se opusieron al adelanto, pero Puig, según reveló él mismo, uso su voto de calidad -la potestad de disolver les Corts es suya- con el argumento de que la comunidad no puede dejar pasar la "oportunidad" de que se visibilicen los problemas valencianos en el debate político nacional; "un avance positivo para los valencianos" y que llega, según ha remarcado, tras un "proceso deliberativo" en el Consejo.
En privado, diversas fuentes socialistas comparten la tesis de Oltra de que unas elecciones autonómicas ahora tienen "riesgo" para la izquierda, en particular para el PSPV-PSOE valenciano, por más que su secretario general y presidente autonómico haya dicho que no. Corre el riesgo de, por intentar aprovechar la "sinergia" de Sánchez, espolear a PP, Cs y Vox, muy movilizados en esa comunidad.
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