El último barómetro del CIS correspondiente a julio ha dado un ‘aviso’ del que Ciudadanos quizá deba percatarse, al menos, en el plano de lo ideológico. La formación naranja perdió dos puntos de intención de voto que a buen seguro fueron al PSOE -el PP, peor que los 'naranjas', perdió hasta cuatro puntos- en el mismo sondeo en el que más a la derecha han situado jamás los españoles a los de Albert Rivera.
En la escala de las ideologías del 0 (izquierda) al 10 (derecha), los votantes han situado a Ciudadanos por primera vez en el 7, - 7,04 para ser exacto, frente al 6,77 de abril y el 6,76 de enero - un dato que ya de por sí contrasta sobremanera con la realidad de la formación en 2014, el primer año en el que le midió el CIS. Entonces, los españoles situaban a los de Rivera en el 5, el centro absoluto.
Desde ese momento, la formación naranja ha ido girando -al menos en la percepción- lenta pero sostenidamente a la derecha. El procés disparó la intención de voto del partido a ambos lados del espectro pero el efecto parece haber empezado a desinflarse...Y mientras, los de Rivera han seguido derechizándose, hasta quedar solo a un 'punto' ideológico de la derecha representada por el PP a la que los naranjas no pudieron superar pese al mayor desgaste que sufrieron jamás los de Génova por una moción de censura qué les dejó sin líder tanto puertas afuera como dentro.
El 'vigoroso' Casado y el presidente Sánchez
Paralelamente, los primeros discursos del nuevo y joven líder del PP no medido en el CIS, Pablo Casado, demuestran que este está convencido de que su negocio es "refrescar" el partido abandonando los "complejos" de ser lo que es, la derecha, y recuperar el voto que se fue a Ciudadanos e incluso a Vox, como él mismo ha dicho, intentando dejar atrás la corrupción y la inacción en Cataluña que debilitaron a los populares.
Casado parte, en cualquier caso, con la ventaja de tener detrás un partido -al menos todavía- consolidado en ciertos sectores -como lo demuestra su suelo electoral, del 20%- a los que probablemente no les importe demasiado el pasado corrupto del partido ni una eventual acentuación de su más marcado color derechista: desde hace años le sitúan por encima del 8 en la escala ideológica.
Rivera, en contrapartida, se encuentra ante una encrucijada. En la derecha tiene ahora un nuevo y fortalecido enemigo, con aparato e historia de Gobierno y ahora "sin complejos", con el que competirá por ese 20% de los españoles que dicen ser más de derechas. Y por la izquierda -el espectro de más del 30% de los españoles-, está ahora el partido del Gobierno -con todo lo que ello implica-, que con sus 'gestos de gobernabilidad' parece ahora estar sacándole jugo a la premisa del "diálogo" y haber empezado a llevarse los votos bisagra de ese 20,4% de votantes que dicen ser del centro más absoluto.
En virtud de lo anterior quizá el negocio para Rivera esté, tal y como advierten distintos expertos, en volver a poner de relieve su mayor cercanía al centro respecto a Casado y erigirse en 'Macron contra Le Pen', y, sobre todo, en ubicar al gobernante PSOE 'de Trudeau' lo más cerca posible de la izquierda radical...pero no será fácil: los de Ferraz llevan ya años situados en el 4 (en el 4,26 en el último CIS), la izquierda más centrista de la escala ideológica.
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