Felipe González lanzó este jueves una bomba en Ferraz de dimensiones colosales. El expresidente del Gobierno cargó con una dureza inusitada contra Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo hizo en horario de máxima audiencia, en un programa señalado por Moncloa (El Hormiguero), y en el arranque de la campaña de las elecciones europeas de próximo 9 de junio. El enfado es épico en Ferraz, según las fuentes consultadas: "Ha sentado mal, mal", precisan estas fuentes. Algunos barones, en conversación con este diario, no salen de su asombro: "Fue la vez más fuerte yo creo. Y con Zapatero…", concede uno de ellos.
De puertas para fuera, la posición oficial del partido sobre González es que su tiempo pasó y corresponde a la actual generación de dirigentes gestionar la organización. Es más, una de las cuestiones que el propio Sánchez más saca a relucir cuando se le pregunta por el asunto es que el PSOE ahora pertenece a sus militantes. Sánchez se vanagloria de haber conducido a un partido con 145 años de historia al devenir de sus afiliados. Pero de puertas para dentro, sigue molestando mucho que uno de los grandes referentes político del país se comporte así.
En los más jóvenes ya tienen incluso cierta animadversión "al personaje", como le definen algunos cargos intermedios. A González aún le escuecen algunos de los encontronazos que ha tenido con los colaboradores de Sánchez. Cabe recordar el que tuvo con la entonces portavoz socialista en el Congreso Adriana Lastra a cuenta del apoyo de Bildu y ERC a los primeros presupuestos generales que aprobó la coalición de PSOE y Podemos. La política asturiana despachó las críticas de González por apoyarse en los independentistas diciendo que escuchaba a sus “mayores” pero que reivindicaba las decisiones tomadas por la nueva dirección. Y claro, González fue contundente: “No voy a consentir que me manden callar”.
El peso pesado de la socialdemocracia española criticó muy duramente la carta que el presidente del Gobierno remitió a los españoles a finales de abril. "Eso no fue liderazgo". El expresidente atacó sin piedad tanto la forma de Sánchez de llevar el Gobierno como la de dirigir el PSOE. Sánchez, que en su misiva dijo que nunca ha tenido "apego al cargo", tuvo respuesta de González, quien dijo haber estado en Moncloa "para gobernar, y no para estar". Pero González fue más allá y lamentó que Ferraz se haya convertido en una fábrica de apasionados del líder. El expresidente extraña sus tiempos, en los que en el Comité Federal había un "20% o 30%" de voces discrepantes y "los debates duraban un día, o un día y medio". "Eso se ha acabado", lamentó.
Sánchez firmó hace casi tres años la gran reconciliación del PSOE en el Congreso de Valencia tras la cruenta guerra civil que enfrentó al viejo aparato del partido con el 'sanchismo'. Entonces viajó a la socialdemocracia mientras que ahora ha puesto rumbo a la izquierda. Y es que Sánchez se apoya ahora en rostros que en su día quisieron defenestrarle. Pero todo se explica por obediencia al poder. Ese es el motivo por el que ahora figuras como Patxi López o Pìlar Alegría, flamantes nuevos portavoces del grupo parlamentario en el Congreso y del partido, otrora rivales de Sánchez, están a su entera disposición.
Felipe González se despachó a gusto contra el líder de su partido por amnistiar a los independentistas, mientras que Zapatero es la red de seguridad de Sánchez. El otro expresidente también sufrió los golpes de González. Dijo de él, con tono sarcástico, que "es buen muchacho", para decir después que su herencia en Cataluña para el PSC fue "terrorífica" y recordar que en 2011, cuando dejó el Gobierno, el PP ganó por mayoría absoluta y "dejó sólo a [Alfredo Pérez] Rubalcaba" .
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