Política

CRISIS EN VENEZUELA

Entrevista | Margallo: "La negativa de Albares a reconocer que ha negociado con Maduro es insostenible"

El exministro de Asuntos Exteriores considera "gravísimo" lo ocurrido en la embajada española en Caracas e "incomprensible" la gestión de Sánchez/Albares desde el 28 de julio

José Manuel García-Margallo, exministro de Asuntos Exteriores, durante una entrevista con Vózpopuli en su domicilio de Madrid, en abril. VANESA NÉRIDA

El exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo (2011-2016) se resiste, al contrario que el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, a pedir la dimisión de José Manuel Albares por la gestión de la crisis política en Venezuela y, en concreto, por lo sucedido en la embajada española en Caracas hace dos semanas. Un episodio que, conocido el miércoles por la noche, ha ensanchado aún más la tensión entre Gobierno y PP sobre una cuestión con un peso específico en la brega doméstica. El primer canciller de Mariano Rajoy, no obstante, se muestra muy crítico con la gestión del departamento que dirigió durante cinco años. "Mi impresión es que la política exterior española en estos momentos no se hace desde el Palacio de Santa Cruz, se hace desde el Palacio de la Moncloa", achica la jerarquía diplomática del ministro en detrimento del presidente del Gobierno.

Pregunta. Alberto Núñez Feijóo ha pedido la dimisión del ministro Albares tras denunciar Edmundo González que Delcy Rodríguez lo "coaccionó y chantajeó" en la embajada española en Caracas para pedir asilo en nuestro país. ¿Cree como Feijóo que Albares debería dejar el cargo?

Respuesta. La gestión de la diplomacia española en este asunto ha sido manifiestamente mejorable. La negativa de Albares a reconocer que la diplomacia española ha negociado con el Gobierno de Maduro me parece insostenible. En las declaraciones que hizo Maduro dos días después [de la llegada a España del candidato opositor, el pasado 8 de septiembre], en la emisión semanal que tiene en radio, dijo que había estado personalmente implicado en las negociaciones y que habían durado bastante tiempo. En segundo lugar, no trató a Edmundo González Urrutia como presidente electo, sino como embajador. Y en tercer lugar, le deseó suerte en su nueva vida, lo que daba a entender que el pacto se había cerrado sobre la base de que Edmundo reconocía la victoria del actual presidente.

También hay un dato que ha pasado bastante desapercibido, pero a mi juicio es muy importante. Es que Edmundo González Urrutia se refugiara en primer lugar en la embajada de los Países Bajos. La vicecanciller llevó una carta de protesta acusando a los Países Bajos de injerencismo ilegal por haber dado refugio al presidente electo. Pero cuando este se va a la embajada de España, no hay ninguna nota de protesta. Quiero decir, estaban en desacuerdo con el refugio en los Países Bajos, pero sí estaban de acuerdo con el refugio en la embajada española.

P. Lo que es elocuente.

R. Claro. En tercer lugar, el fiscal federal decide que los cargos [contra Edmundo] sean archivados. Oiga, o hay delito, o no hay delito. Si tú has cometido un delito, el fiscal no te va retirar los cargos por el hecho de que te vayas de España. Eso formaba parte del acuerdo. Y la pregunta más importante, que no es mía, es de El Nacional de Caracas, es: ¿por qué elige España y no Argentina o Estados Unidos, por ejemplo? Hubiese tenido mucha más libertad de acción para desarrollar su actividad política. Para hacer más comprensivo un tema tan complejo, me explicaré en términos taurinos. Cuando quieres retirar un toro de la plaza, hay unos monosabios que varean y unos mansos que enseñan la salida. Y es obvio que el manso en toda esta operación ha sido el Gobierno de España.

P. No es mal ejemplo.

R. Luego, los argumentos que utiliza el Gobierno para no reconocer al presidente electo, después de que la oposición haya enseñado el número de actas suficientes como para hacer absolutamente inútil el resto de votos, porque la ventaja de Edmundo González Urrutia es absoluta, son incomprensibles. Decir que se va a esperar a que entreguen las actas, cuando las podrían haber entregado a la hora, porque tienen un sistema muy automatizado, y habiendo pasado ya un mes y pico, es saber que no las van a entregar. Y si no las van a entregar, ¿por qué no lanzas un ultimátum de 24 horas? O entregan las actas, o reconoceremos al ganador de las elecciones.

Otro argumento es el de esperar a que haya una posición común de la Unión Europea. En la Unión Europea, y yo he estado cinco años en el Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión, en cada tema siempre hay un país que, por proximidad, por conocimiento, lidera cada discusión. Si hablamos de Ucrania, por ejemplo, porque lo conocen mejor y están más interesados, ese papel lo asumen los países bálticos o Polonia. Cuando el tema es Iberoamérica, tradicionalmente es España. Luego es España quien tendría que haber liderado la posición de la Unión y decir: "Aquí ha habido un fraude electoral, no se ha reconocido la victoria, que hemos comprobado por todos los medios restantes que es cierta, y que ha sido reconocida por el Centro Carter o por Naciones Unidas; y por tanto, vayamos a reconocer al candidato electo". Eso no se está haciendo, lo que es dejar la situación en manos de quien ha cometido el fraude electoral. Algo absurdo.

P. ¿Qué le parece lo sucedido en la embajada española en Caracas?

R. Me parece gravísimo. Primero, Delcy Rodríguez tiene prohibido, por sanción de la Unión Europea, entrar en territorio de un Estado miembro, y la embajada lo es.

P. ¿Eso justificaría la retirada del embajador?

R. El embajador no ha hecho nada que no sepa el ministro. Te garantizo que no hay un embajador en el mundo, en ninguna época, que yo conozca que tome una decisión de este tipo sin consultar al ministro. Porque lo cesan a los cinco minutos. Esto es un asunto que tiene que ver con el orden liberal internacional sujeto a normas. Aquí hay unas normas, un Acuerdo de Barbados, usted tiene que celebrar elecciones. Y si usted ha ido a unas elecciones en las que ha cometido fraude, usted no ha ganado las elecciones, sino el otro, que además ha aportado a las actas.

Edmundo González firma coaccionado el documento que le permite salir de Venezuela, en presencia de Delcy y Jorge Rodríguez y el embajador español en Caracas, Ramón Santos.

P. ¿Cuál es la solución si Maduro se enroca en el poder?

R. Corrió por ahí una carta el 14 de agosto en el que algunos diplomáticos implicados en la zona dijeron lo que había que hacer: reconocer a Edmundo González, confiscar todos los activos del gobierno, exigir a Maduro que tenga especial cuidado con la seguridad de María Corina Machado y la familia de Edmundo González Urrutia que está allí, su hija y sus nietos; sanciones a los funcionarios que hayan participado en el fraude o en las persecuciones o en las detenciones que se están produciendo en estos momentos, liberación de todos los presos... Y, en último extremo, se sabe que Maduro no tiene más voluntades que las que puede comprar, y sólo puede comprar con petróleo. Lo que estos diplomáticos americanos proponían a Antony Blinken, el secretario de Estado [de los EEUU], es que el Departamento del Tesoro revocase las vigencias de Chevron, las que operan para comprar petróleo, para secarlo económicamente y obligarlo a irse. Porque Maduro sólo se irá cuando el coste de permanecer sea más alto que el coste de irse.

P. ¿Y cómo valora el papel del embajador?

R. El embajador, estoy absolutamente seguro, que ha hecho lo que le han dicho. Porque si a mí me hubiera hecho algo parecido a esto un embajador, sin consultar conmigo, te aseguro que tarda cinco minutos en salir. Es decir, o ha consultado, o no ha consultado. Si no ha consultado, lo hubiera cesado Albares; y ha consultado, el responsable es Albares.

P. ¿Y el papel de José Luis Rodríguez Zapatero?

R. Bueno, ha tenido un papel protagonista, tan protagonista que cuando el Congreso aprobó la proposición no de ley para reconocer a Edmundo González como presidente electo, el PSOE exigió que se reconociese el papel de Zapatero. Yo no creo que el papel de Zapatero, que ha sido el más mudo del Grupo de Puebla, merezca un aplauso generalizado.

P. Me resulta curioso cómo el Gobierno, en virtud de la realpolitik, se resiste a reconocer la victoria de Edmundo González Urrutia pero, sin embargo, con el problema en Palestina ha hecho todo lo contrario.

R. Es que cuando se reconoció la marroquinidad del Sáhara, lo que cualquier socialista decía es que Pedro Sánchez era un vanguardista, que lidera, que va delante del resto; cuando se reconoce Palestina, exactamente lo mismo. Pero no sé por qué ahora, cuando es un asunto que nos toca más de cerca, tenemos que esperar a lo que nos digan los demás.

P. Veo que no hace como Feijóo, que no pide la dimisión de Albares, que se resiste.

R. Yo creo que su actuación no ha sido brillante. Mi pregunta es si Albares es autónomo o está en guardar la obediencia debida. Mi impresión es que la política exterior española en estos momentos no se hace desde el Palacio de Santa Cruz, se hace desde el Palacio de la Moncloa. Y el Palacio de la Moncloa en estos temas le da un papel predominante en la consulta a José Luis Rodríguez Zapatero. Es decir, me parece que a Albares le ha pasado lo mismo que a Arancha González Laya cuando invitó aquí al secretario general del Frente Polisario.

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