ERC tiene prisa por normalizar la situación catalana. Pretende que el Parlamento celebre una sesión de investidura 'efectiva', es decir, con un candidato 'real', poco después de Semana Santa. El improvisado pleno de este miércoles para respaldar el derecho de Puigdemont y los otros 'Jordis' (Sánchez y Turull) a ser investidos, es puramente 'simbólico', dicen esas fuentes. Un guiño a la militancia secesionista, movilizada ahora en las calles y en las redes tras los acontecimientos de este fin de semana.
Sergi Sabrià, portavoz del grupo parlamentario de ERC lo dejó ben claro este lunes: la prioridad de Puigdemont es su defensa, que salga cuanto antes en libertad, y no tanto la investidura". Es decir, que el empeño de JxCat en reactivar la posible candidatura del expresidente no es asunto prioritario. Ni pragmático. "Ya nadie está en eso", señalan estas fuentes.
Tampoco Roger Torrent, el presidente de la Cámara, está en eso. No pretende arriesgar su integridad política con una provocación a los tribunales. No quiere incurrir en el riesgo penal. Su estilo es otro: verbo encendido y hechos, los justos. Así será en el pleno del miércoles. Palabras, muy duras como siempre, y poco más.
El partido de Junqueras quiere enterrar 'la era Waterloo', superar el protagonismo absoluto de Puigdemont y abrir negociaciones para buscar un Gobierno factible, no una entelequia. "Un frente común más allá del independentismo", decía Sabrià. "Ampliar la base social' era el lema que insistentemente repite Junqueras a su equipo y a cuantos le visitan en Estremera. "No hay que perder el tiempo, llevamos cinco meses de 155", suele subrayar.
La reaparición de Sánchez
No tiene exigencias ERC en cuanto a quién ha de asumir la Presidencia de la Generalitat. Salvo Puigdemont, imposibilitado por el Constitucional, casi todo está abierto. Jordi Sánchez, el 'plan B', había anunciado la renuncia a su acta, una vez que el juez Llarena le impidió personarse a su investidura. Ahora sus abogados hablan de volver a intentarlo. Se topará de nuevo con el Supremo, caso de reincidir.
El problema del independentismo es que no tienen una figura clara que pueda asumir ese papel de 'presidente limpio', es decir, un postulante sin problemas con la Justicia. Nadie duda de que debería ser un diputado de JxCat, la lista más votada del secesionismo el 21-D. Pero todos están a expensas del 'dedazo' de Puigdemont.
Primero fue Sánchez, que no podía. Luego Turull, en una sesión improvisada y chapuza, que menos aún. ¿Y el próximo? Torra, Solsona, la eterna Altadi... Nadie lo aclara porque Puigdemont opta por mantener silencio. Tan sólo conversaba sobre este asunto con sus más leales, con el 'sanedrín de Bruselas', a punto de disolverse. Ahora, retenido en Alemania, apenas intercambiará consultas con el partido.
Los republicanos quieren un Gobierno más abierto, social y menos independentista. De ahí sus conversaciones con los Comunes de Domènech , la gente del PDeCat y con las entidades sociales del independentismo. Elisenda Paluzie, la nueva presidenta de la ANC, es una economista muy próxima a ERC.
El tiempo empieza a correr y Junqueras no quiere elecciones. En el separatismo hay voces que consideran oportuno volver ahora a las urnas. Las calles están de nuevo incandescentes y los comités republicanos, el matonismo violento, anda buscando greña. El victimismo cotiza en las urnas, dicen en este sector. Una opción que por ahora no se descarta.
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