La lucha por tomar la delantera a las puertas del juicio del procés provocó este lunes un nuevo golpe a la ya de por sí debilitada unidad de acción del separatismo catalán. ERC, el partido de Oriol Junqueras y al que el Gobierno de Pedro Sánchez tenía por la fuerza más proclive a permitir la tramitación de las cuentas públicas, decidió dar un golpe de efecto que dejó atrás a sus socios del PDeCAT, con los que gobiernan la Generalitat.
Los republicanos anunciaron por sorpresa -y cinco días antes de que finalice el plazo-, su decisión de presentar una enmienda a la totalidad a los Presupuestos socialistas, que de prosperar, dejaría herida de muerte la legislatura y las posibilidades de que Sánchez siga en La Moncloa sin convocar elecciones anticipadas. La votación de las enmiendas será el 13 de febrero, un día después del arranque de la vista oral en el Tribunal Supremo contra los dirigentes catalanes encarcelados.
A pesar de las múltiples reuniones mantenidas en los últimos meses por la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo con el vicepresidente de Govern catalán, Pere Aragonés, los de ERC se marcaron una maniobra política con unas elecciones catalanas ya en el horizonte. Se escudan en que no ha habido "gestos" sobre sus dos principales reclamaciones; la situación de los presos y el derecho a la autodeterminación.
La jugada decidida por la plana mayor del partido en Barcelona y anunciada por el portavoz republicano en el Congreso, Joan Tardà, no sólo trastocó los planes de Moncloa, que confiaba en alargar la negociación hasta abril, cuando está prevista la votación definitiva. También sirvió para dejar una vez más en evidencia la división latente en el seno de la antigua Convergencia (CDC), sobre la conveniencia o no de presentar la enmienda y correr el riesgo de que la derecha sume mayoría tras unos eventuales comicios.
El portavoz de Junts per Catalunya (JXCat) en el Parlament, Eduard Pujol, (afín a Carles Puigdemont, pero sin carnet del PDeCAT) fue el primero en pronunciarse tras conocer la decisión de ERC. Sin embargo, el partido que preside David Bonheví lo llegó a desautorizar durante algunos minutos. Aunque poco después emitió un comunicado en el que aseguraba que también presentarán su propia enmienda si Sánchez no se aviene antes del viernes a convocar una mesa de diálogo bilateral con observadores neutrales.
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