Pedro Sánchez es el único de los principales candidatos del 10-N que verdaderamente ha entrado en campaña. El presidente del Gobierno en funciones se ha lanzado a la carretera a ritmo de casi dos mítines al día. Y se ha prestado a un maratón de entrevistas diarias -a veces por partida doble- en los medios de comunicación.
La estrategia de Sánchez esconde, por un lado, la preocupación por algunas encuestas. El PSOE no termina de despegar. Y, por otro, la necesidad de apuntalar el giro de 180 grados en su discurso, ahora beligerante con el separatismo.
Pero las continúas advertencias que lanza Sánchez sobre un nuevo 155 en Cataluña o la utilización de la Ley de Seguridad Nacional no están calando ni en su electorado, muy desmovilizado, ni en el de Ciudadanos y PP, que no se fían.
Maratón de entrevistas
La multiplicación de Sánchez en los medios ha sido llamativa. En apenas cinco días ha concedido más entrevistas que en un año y medio de presidencia. Y la novedad es que el eje de campaña es el territorial y el conflicto catalán, un terreno en el que el centro derecha se suele sentir habitualmente más cómodo.
"Sánchez está virando en muy poco tiempo de una estrategia muy izquierdas a la defensa de la estabilidad", explica Verónica Fumanal, asesora y presidenta de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). "En estos momentos, quiere enviar un mensaje multiplicándose en todos los medios, que es que ante una posible amenaza de una respuesta ilegal a la sentencia del procés, al Gobierno no le va a temblar la mano aunque esté en funciones".
Según los expertos, esta ocupación de los espacios de Sánchez le permite marcar la campaña. El líder del PSOE trata de arrebatar a PP y Ciudadanos un discurso más propio del centro derecha para dejarlos sin margen. En la actual coyuntura, el PSOE tiene el Gobierno. Y la mayoría absoluta del Senado, encargado de ratificar el 155 en su caso, también es del PSOE.
El punto débil de Sánchez, tal y como han advertido varias federaciones a Ferraz, es que no hay grandes trasvases de voto. El electorado tradicional de la izquierda, favorable en general a una política más laxa y menos frentista con el separatismo, está incómodo. Y esta retórica españolista, como la califican algunos, no es nada habitual en comunidades donde el PSOE ha pactado tradicionalmente con el nacionalismo periférico.
Falta de credibilidad
Por su parte, los votantes de PP y Ciudadanos, incluso los indecisos, advierten falta de credibilidad y siguen viendo a Sánchez como el líder que pactó la moción de censura con los independentistas.
"El PSOE está intentado hacer un esfuerzo de movilización ante los resultados de algunas encuestas que dicen que la izquierda está desmovilizada", dice Fumanal. "Al PP, por ejemplo, ésta es una estrategia que no le interesa. Sube en las encuestas y no necesita sobreactuar en ese sentido".
La idea es que este maratón se circunscriba al arranque de la precampaña, y dé paso a una actividad de Gobierno y campaña más ortodoxa por parte del presidente.
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