Pedro Sánchez y Emmanuel Macron han escenificado la solidez de su alianza en el último Consejo Europeo. Francia y España tratan de restar poder a Alemania en las instituciones de la UE. Con Italia fuera de juego, Sánchez quiere aprovechar la coyuntura para ganar más peso en Bruselas. Y lo tiene todo a favor.
El alineamiento de Sánchez con Macron no tiene fisuras. Al presidente del Gobierno le ha servido para desgastar políticamente a Ciudadanos en España. Pero el objetivo de la alianza no es sólo doméstico, que también, sino sobre todo geoestratégico.
Sin embargo, Francia no siempre ha pagado a España con la misma moneda en este año de presidencia socialista. Los intereses franceses y españoles difieren en algunas ocasiones. El caso más controvertido se resolvió gracias a la intervención in extremis de la Oficina Económica de Presidencia.
Trump y Mercosur
París quería introducir varias salvaguardas a los países de la Unión a la hora de negociar con Estados Unidos en represalia por la orden de Donald Trump de abandonar el Acuerdo climático de París. Las cláusulas debilitaban gravemente la posición negociadora de España en un momento en el que EE. UU. está recuperando la imposición de aranceles. Sánchez, ante la colisión entre medio ambiente e industria dentro de su propio Consejo de Ministros, rebajó el tono de la propuesta francesa en el último momento.
Macron tampoco ha echado un cable a Sánchez en el acuerdo de libre comercio con Mercosur, el mercado común que integran Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. El jefe del Ejecutivo ha promovido un documento a favor de la culminación de este tratado que lleva 20 años negociándose en la reunión del Consejo Europeo. La canciller alemana, Angela Merkel, ha firmado la petición. Macron, no.
Francia ha mostrado reticencias a la apertura del mercado latinoamericano a Europa. Macron protege los intereses de su industria agrícola y ganadera. España, por su parte, quiere aprovechar la disposición al acuerdo del Brasil de Jair Bolsonaro y la Argentina de Mauricio Macri. Argentina celebra elecciones presidenciales en octubre. Y no se descarta el regreso del peronismo kirchnerista al Gobierno, que dificultaría la firma del tratado.
Moncloa confía en que Macron abra la mano con Mercosur. Y así lo está pidiendo reiteradamente la diplomacia española a la francesa en sus contactos frecuentes.
Intercambios con Irán
París, por su parte, también presiona a Sánchez para sumar a España a INSTEX (Instrumento para el Fomento de los Intercambios Comerciales). Se trata de un vehículo financiero creado por Francia, Reino Unido y Alemania para que Europa e Irán continúen haciendo negocios a pesar de las sanciones unilaterales que Washington impuso a Teherán.
INSTEX es una sociedad con sede en Francia, que cuenta con el respaldo financiero y gubernamental de las tres naciones. Británicos, franceses y alemanes han pedido a los países la Unión Europea que apoyen esta moción para demostrar su confianza en el convenio nuclear con Teherán y presentar un frente unido contra posibles represalias de Trump.
A España no le gusta demasiado este mecanismo. Y los técnicos del Gobierno consideran que presenta algunas "dudas técnicas". Pero Macron está empeñado en ampliar socios y lo más probable es que Sánchez autorice la entrada de nuestro país en este instrumento.
La Cumbre de las dos Orillas
Macron liderará la llamada Cumbre de las dos Orillas en Marsella este domingo y lunes. El encuentro es la culminación de una de las apuestas diplomáticas más relevantes del presidente francés. La iniciativa se enmarca en el contexto del Diálogo 5+5 del Mediterráneo, que reúne a cinco Estados de la orilla Sur (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez y Libia) y cinco Estados de la orilla Norte (Portugal, España, Francia, Italia y Malta).
No ha sido una trabajo meramente político. La sociedad civil y lideres sociales, económicos y culturales de todos los países han participado en varios foros sectoriales para plasmar los resultados de ese intercambio en la cumbre. Energía, economía, medio ambiente, cultura o educación son algunas de las áreas en las que se ha trabajado en los últimos tres meses.
España se ha volcado activamente la iniciativa ante la insistencia de Macron. Pero cada país maneja intereses distintos en la zona y la inestabilidad en Argelia o Libia afecta de manera diferente a Francia y España. Sánchez no acudirá finalmente a la cumbre de Marsella, a la que asistirá el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
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