Política

España se debate entre el castigo a Pedro Sánchez por la corrupción o el apoyo a Moncloa en sus días más críticos

Fue el propio Feijóo quien reconoció que una victoria del PP este 9-J "no bastará" para conseguir el "cambio político", pero sí para "dar un paso de gigante"

Toda España está llamada a votar este domingo 322 días después del 23-J. Si le parecen muchos días, habida cuenta de la plaga de encuestas, pactómetros, mítines, eslóganes, proclamas, propuestas e idas y venidas estratégicas que han inundado la opinión pública desde las últimas elecciones generales; es porque, mientras, se ha librado una campaña electoral permanente, especialmente intensificada en los últimos meses con las elecciones en Galicia, País Vasco y Cataluña. Algo parecido a La broma infinita de David Foster Wallace, convertida la política española en un plató donde han ido aflorando todos los géneros literarios hasta desembocar en uno puramente cinematográfico: el wéstern. Ése que protagonizan dos hombres, presidente del Gobierno y líder de la oposición, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, de una manera cada vez más visceral y encarnizada.

No obstante, han sido las informaciones periodísticas las que han marcado el paso de la agenda política, llevando a Moncloa a un callejón cuya única salida ha sido la emocional. Sólo eso explica que el presidente del Gobierno irrumpiera este miércoles junto a su mujer, Begoña Gómez, en un mitin del PSOE en Benalmádena (Málaga) horas después de que el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid la citara a declarar como investigada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios para el próximo 5 de julio. Free Bego, al más puro Taylor Swift, rezan las pulseras repartidas por los socialistas en las postrimerías de la campaña. Pero ha sido el único merchandising distribuido por Ferraz. También las chapas de zurda y zurdo (según el género, claro) han aflorado en las solapas de los más cafeteros para reconvertir, una vez más –recuerden lo de Perro Sanxe en las últimas generales–, los agravios en autodefensa.

Porque así, zurdos, llama a los socialistas el histriónico presidente de la Argentina, Javier Milei, estrella inesperada del inicio de campaña tras tachar de "corrupta" a Begoña Gómez en un mitin de Vox en Madrid. No obstante, no ha sido la única referencia al país albiceleste. Para Feijóo, Pedro Sánchez y Begoña Gómez no son sino un remake de Néstor Kirchner y Cristina Fernández demasiado presto. "Un espectáculo peronista inaudito en una democracia europea", según dijo en el cierre de campaña en Valencia, este viernes, donde invocó al espíritu de la Transición contra Sánchez.

Un mitin donde el líder del PP, por enésima vez, llamó a aglutinar el voto en torno al PP al ser el voto que más "molesta" a Sánchez. Un voto en clave plebiscitaria que conecta una vez más con esa idea transmitida por el principal partido de la oposición de que estas elecciones no son sino un referéndum contra la Moncloa. "El domingo no bastará, pero sin el domingo no vamos a conseguir el cambio político en España", reconoció un Feijóo que, eso sí, considera una victoria este 9-J como un "paso de gigante" en sus aspiraciones. Un plebiscito que Génova veía ganado hace semanas –el PP daba por segura una "victoria contundente" antes de las elecciones catalanas del pasado 12-M– y que, tras la remontada de Sánchez, convertido en agujero sentimental de votos para la izquierda más radical y capaz de engullir el voto de Yolanda Díaz –muchas encuestas apenas otorgan a Sumar el 6% de los votos–, atisba un escenario mucho más estrecho.

Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo, empapados, en la madrileña Plaza de Callao, este jueves. Sergio Pérez | EFE

Por eso el cambio de estrategia lanzado por el PP el pasado jueves, minutos antes del mitin pasado por agua en la madrileña Plaza de Callao de Feijóo junto a Dolors Montserrat, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Los populares llamaron al "desempate" para, reconocían fuentes cercanas al líder del PP en conversación con Vozpópuli"activar al electorado tradicional" y "hacerles sentir que su voto decisivo". "Imaginaros qué estaría dispuesto a hacer si empatamos el domingo: ni medios, ni Justicia española, ni Justicia europea, ni oposición. ¡A Sánchez no le vale nadie!", lanzó Feijóo.

Abascal y el voto antisistema

Tanto para Moncloa como para Ferraz la sola mención al empate por parte de quien hasta hace dos meses era favorito en los sondeos no es sino "un error de bulto" fruto de "los nervios" de última hora del que más se juega en el envite. Algo que favorece sin pretenderlo, dicen, el marco del PSOE: transmitir al abstencionista de izquierda que si vota este domingo socialista –no a Sumar o a Podemos– tiene al alcance de la mano derrotar a la "coalición de ultraderecha" que forman PP y Vox. En Génova, eso sí, reconocen que harán una lectura en clave nacional, esto es, aplicando la Ley D'Hont al resultado.

Y es que en Génova hablan de "bloque de derechas" para referirse a la alternativa a Sánchez en un contexto donde su socio prioritario, Vox, la formación de Santiago Abascal, ha desplegado un mensaje más belicoso que nunca contra el PP. Una actitud materializada en el Ayuntamiento de Sevilla este jueves, donde el alcalde popular, José Luis Sanz, fue reprobado con los votos de Vox y PSOE. Algo que, a ojos del PP, demuestra "la pinza" que ambos partidos han ejercido contra sus intereses esta campaña.

Pero si el PP es incapaz de llevar su voto hasta las cotas previas a la aparición de la derecha radical, también Abascal probará de su propia medicina este domingo con la irrupción en el tablero político de Se Acabó La Fiesta (SALF), la plataforma electoral liderada por el propagandista antisistema de extrema derecha Alvise Pérez. Todas las encuestas dan por hecho que obtendrá representación este 9-J, algunas, con hasta tres eurodiputados en el Parlamento de Estrasburgo. Será el nacimiento del Abascal de Abascal. La novedosa incursión de una opción surgida a través, no ya de Twitter y las redes sociales, sino de la trastienda de los canales de mensajería instantánea como Telegram. Un acontecimiento político novedoso. Otro más.

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